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En un soleado día del pasado 4 de mayo, a orillas del idílico lago de Zúrich, en Herrliberg, Suiza, una Harley-Davidson rugió de una forma especial. A sus mandos, Aldo Steinfeld, cofundador de la empresa Synhelion, no realizaba un paseo cualquiera: estaba protagonizando el primer viaje en motocicleta impulsado íntegramente por gasolina solar, un combustible sintético creado a partir de la energía del sol, agua y biomasa que puede funcionar en cualquier motor convencional, sin necesidad de cambios. Un momento que el propio Steinfeld describió como "un sueño hecho realidad".
El secreto de esta hazaña reside en el innovador carburante producido en la planta DAWN que Synhelion opera en Julich, Alemania. Esta instalación, un prodigio de la ingeniería sostenible, utiliza un campo de espejos de aproximadamente un acre para concentrar la luz solar sobre un receptor situado en lo alto de una torre de más de 20 metros.
Dentro de un reactor en esta torre, se introduce biomasa (principalmente residuos agrícolas) y agua. La intensa energía solar impulsa entonces una reacción química que transforma estos elementos en un gas de síntesis (syngas), compuesto por monóxido de carbono e hidrógeno, que posteriormente se licúa mediante una serie de procesos para crear hidrocarburos líquidos como gasolina, diésel o combustible de aviación.
Detrás de Synhelion y de este hito se encuentran las mentes de Aldo Steinfeld, profesor del departamento de ingeniería mecánica y de procesos del ETH Zúrich, y Philipp Furler, cofundador y co-CEO de la compañía, quien fue alumno de doctorado de Steinfeld.
Su visión es clara: "producir combustibles renovables, como combustible solar para aviones, diésel y gasolina, que puedan reemplazar directamente a los combustibles fósiles y sean totalmente compatibles con los motores de combustión interna convencionales, los motores de aviación y la infraestructura de combustible global existente".
La gran promesa de esta gasolina solar no radica solo en su origen innovador, sino en su potencial para revolucionar el impacto ambiental del transporte. A diferencia de los combustibles fósiles, que liberan dióxido de carbono tanto en su producción como en su uso, Furler explica que su proceso es circular: "Tomamos agua y dióxido de carbono, y lo revertimos con energía renovable en un combustible sintético, cerrando así el ciclo del carbono".
Según los cálculos de Synhelion, "nuestros combustibles solares renovables son casi neutros en dióxido de carbono, emitiendo solo tanto dióxido de carbono como el que se utilizó para producirlos". Un estudio de ciclo de vida realizado por Synhelion y la universidad ETZ Zúrich cifra la reducción neta de emisiones de carbono en al menos un 80%, con un potencial de hasta el 99% con futuras mejoras.
Para Philipp Furler, este primer viaje en moto con su combustible no buscaba únicamente "demostrar que el combustible funciona —ya sabemos que lo hace, ya que cumple plenamente con los estándares nacionales e internacionales de gasolina y ofrece el mismo rango y rendimiento del motor que la gasolina fósil—. Se trata de crear un momento verdaderamente especial. Queríamos disfrutar de este hito, celebrar la dedicación de toda una vida de Aldo a la ciencia y verle divertirse conduciendo su motocicleta impulsada por la misma tecnología que él ayudó a desarrollar".
Carmen Murer, portavoz de Synhelion, añadió que "el momento en que el motor rugió a la vida con combustible solar por primera vez fue muy emotivo" y que "el viaje fue suave y sin incidentes en el mejor de los sentidos".
Este momento especial es la culminación de años de investigación y desarrollo. Ya en 2014, bajo la dirección de Steinfeld, Furler y otros estudiantes de doctorado demostraron la viabilidad de producir combustibles solares a pequeñísima escala, obteniendo apenas un tubo de ensayo en el laboratorio.
Un logro que Furler describió con humor a National Geographic como "un esfuerzo enorme y probablemente el queroseno más caro de la historia". Dos años después, en 2016, fundaron Synhelion, y para 2019 ya producían combustibles neutros en carbono en un proyecto de demostración a pequeña escala en Zúrich.
Con la planta DAWN ya operativa desde finales del verano pasado y este primer hito público superado, Synhelion tiene la vista puesta en el futuro. Su objetivo es producir 110.000 toneladas de combustible al año para 2030 y aproximadamente un millón de toneladas para 2033, con la ambición de cubrir cerca de la mitad de la demanda europea de combustible de aviación sintético para 2040.
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Jonathan Scheffe, ingeniero mecánico de la Universidad de Florida no involucrado en esta investigación, calificó la demostración como "un hito significativo, mostrando la primera producción a escala industrial de combustibles sostenibles a partir de agua y dióxido de carbono", con "implicaciones de gran alcance" para desfosilizar sectores como el transporte ligero, el marítimo pesado y la aviación. La Harley de Steinfeld ha sido solo el primer rugido de una revolución impulsada por el sol.