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El Mundial de Superbike afronta este fin de semana su quinta cita de la temporada en Most, y tanto Ducati como BMW llegan con un nuevo obstáculo que podría comprometer su rendimiento en las próximas carreras. La FIM ha confirmado una nueva reducción en el flujo máximo de combustible permitido para ambas marcas, una decisión que ha generado polémica en el paddock.
Desde este 2025, el campeonato ha sustituido el sistema de control por revoluciones por una regulación basada en el caudal de combustible, limitando a todos los fabricantes a un máximo inicial de 47 kg/h, con un margen de tolerancia del 2%. Este límite se revisa cada dos rondas en función de los resultados obtenidos, y eso es precisamente lo que ha ocurrido ahora tras las citas de Assen y Cremona.
Ducati y BMW ya fueron penalizadas antes del tercer evento del año en Assen con una reducción de 0,5 kg/h después de las victorias de Nicolò Bulega en Australia y el triplete de Toprak Razgatlioglu en Portimão. Aquella primera reducción apenas se notó en pista, aunque los pilotos de Ducati comenzaron a señalar un comportamiento más agresivo de la moto al abrir gas.
Sin embargo, la nueva revisión realizada tras el fin de semana en Cremona ha traído un recorte todavía mayor. Esta vez, la FIM ha aplicado la segunda fase de limitación prevista en el reglamento, que supone una reducción adicional de 1,0 kg/h en el flujo de combustible, lo que representa un impacto mucho más significativo en el rendimiento de las motos.
La decisión llega después de que Bulega dominara en Cremona con un triplete de victorias y Razgatlioglu sumara tres segundos puestos. En la ronda anterior en Assen, Ducati logró cinco podios de nueve posibles, mientras que BMW solo sumó uno. A pesar de esta diferencia, ambas marcas han recibido el mismo castigo.
Uno de los efectos más preocupantes de esta reducción es el aumento de la temperatura en el interior del motor, lo que incrementa el riesgo de problemas mecánicos. Además, los pilotos ya están notando que las motos son más difíciles de manejar, especialmente en las fases más delicadas de la conducción.
Así lo ha explicado Nicolò Bulega, líder actual del campeonato, que reconoce estar sufriendo con los nuevos límites: “Para mi estilo de pilotaje, las limitaciones en el caudal de combustible no son fáciles, porque nuestra moto se ha vuelto más nerviosa, especialmente cuando tenemos que cambiar de marcha. Cuando hay que cambiar con la moto inclinada, no es fácil porque se vuelve más nerviosa. Por mi estilo, no es tan sencillo adaptarse”, ha declarado el italiano.
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La medida no ha pasado desapercibida entre los equipos, que se enfrentan ahora al desafío de encontrar soluciones técnicas que minimicen las consecuencias de esta limitación. Tanto Ducati como BMW se ven obligadas a reajustar sus estrategias y configuraciones para no perder competitividad en lo que resta de temporada.