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KTM respira aliviada. La marca austriaca ha confirmado oficialmente que ha conseguido los fondos necesarios para cumplir con el plan de reestructuración aprobado por sus acreedores, asegurando así su continuidad operativa en medio de una de las crisis financieras más graves de su historia reciente.
A través de un comunicado difundido en la madrugada del martes, KTM ha asegurado que podrá efectuar el pago del 30% de su deuda total, que asciende a unos 600 millones de euros, antes del plazo límite del 23 de mayo de 2025. Esta suma forma parte del plan acordado judicialmente para resolver una deuda total superior a los 2.000 millones de euros.
“El 25 de febrero de 2025, los acreedores de KTM AG, KTM Components GmbH y KTM Forschungs & Entwicklungs GmbH aprobaron un plan de reestructuración con una cuota del 30%, pagadera antes del 23 de mayo de 2025”, explica el comunicado oficial de la compañía. “PIERER Mobility AG y KTM AG han recibido compromisos de financiación, sujetos a la ejecución de los acuerdos correspondientes, que garantizarán que los pagos de las cuotas puedan cumplirse a tiempo”.
Desde finales de 2024, KTM ha atravesado una dura etapa marcada por recortes, despidos masivos y la venta de participaciones en empresas aliadas como MV Agusta. La compañía entró en un proceso de autoadministración y reestructuración legal para evitar la insolvencia total. En este contexto, el respaldo financiero llega como un salvavidas esencial para la viabilidad de la marca y sus filiales.
Aunque el comunicado no menciona explícitamente quién está detrás de la financiación, todas las miradas apuntan hacia Bajaj Auto, el gigante indio que posee el 49,9% de Pierer Bajaj AG, la sociedad matriz de Pierer Mobility AG. Según medios indios, Bajaj habría obtenido recientemente un préstamo de 566 millones de euros de entidades como JPMorgan, Citigroup y DBS, cantidad que coincide con el importe necesario para cubrir las obligaciones de KTM.
Bajaj Auto no ha confirmado el destino de esos fondos, pero tampoco ha desmentido la información. De momento, tanto KTM como Pierer Mobility prefieren mantenerse en silencio hasta que el dinero haya sido oficialmente transferido al administrador designado para el proceso de reestructuración.
Este anuncio ha tenido un efecto inmediato en los mercados: el valor de las acciones de KTM ha repuntado, reflejo de la renovada confianza de los inversores en el futuro a corto plazo del fabricante.
Sin embargo, el camino no ha sido fácil. En los últimos meses, KTM ha perdido más de 1.850 empleos, se ha retirado del negocio de bicicletas eléctricas y ha tenido que reducir significativamente su producción. Solo en 2024, las ventas cayeron en más de 60.000 unidades, y la compañía cerró el ejercicio con pérdidas operativas de 1.280 millones de euros.
A nivel industrial, la situación también ha causado demoras en los lanzamientos de modelos clave como la 1390 Super Duke GT, la 990 RCR y varias variantes de la gama Super Adventure, todas ellas presentadas a finales del año pasado pero aún sin llegar a los concesionarios.
Tampoco está claro cómo este proceso financiero impactará en el proyecto de MotoGP de la marca. Aunque durante una audiencia judicial a finales de 2024 se mencionó una posible retirada del campeonato como parte de las medidas de ahorro, el responsable de competición de KTM, Pit Beirer, fue tajante en enero al afirmar que la marca sigue comprometida con el campeonato: “Ya estamos trabajando en los planes para el cambio de reglamento de 2027”.
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El próximo paso será formalizar el depósito de los 600 millones de euros ante el administrador del proceso. Una vez completado, se espera que los tribunales austríacos aprueben de forma definitiva el plan de reestructuración a principios de junio.
