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Dicen que hasta los más grandes pueden tropezar fuera de su zona de confort. Y si no, que le pregunten a Michael Dunlop, el rey absoluto del Tourist Trophy de la Isla de Man, que se enfrentó a una de las disciplinas más traicioneras para los amantes del asfalto: el flat track. El escenario, nada menos que el icónico Rancho de Valentino Rossi, donde se celebra la ya clásica 100 KM dei Campioni. Y sí, spoiler: al bueno de Dunlop no le fue precisamente de maravilla.
Tras un 2024 histórico en el que dejó atrás el récord de su legendario tío Joey Dunlop al sumar 29 victorias en el TT, Michael ha sido tratado como la realeza del motociclismo. Ha recibido homenajes por doquier, desde el elitista Festival de la Velocidad de Goodwood —con helicóptero aterrizando en su casa incluido— hasta la invitación personal del mismísimo Doctor, Valentino Rossi, para correr en su polvoriento feudo en Tavullia.
Eso sí, la experiencia en la pista de tierra dejó a Dunlop con los pies bien puestos en el suelo… y probablemente con algo de polvo en la cara. “Fui horrible, no tenía ritmo”, reconoció sin rodeos en el podcast TT Live. “Pero la invitación en sí ya fue algo grande, estar allí fue genial”.
Dunlop no es precisamente conocido por maquillar sus declaraciones. Cuando le preguntaron si su vida había cambiado tras batir el récord en la Isla de Man, respondió fiel a su estilo: “Personalmente, no he cambiado. Sigo siendo un imbécil”. Brutalmente honesto, como siempre.
Aunque también admite que el reconocimiento ahora va más allá de los paddocks: “En el aeropuerto la gente me reconoce. Cosas pequeñas, pero que te dicen que el TT ya es algo mundial”.
𝙏𝙝𝙚 𝘿𝙤𝙘𝙩𝙤𝙧 𝙬𝙞𝙡𝙡 𝙨𝙚𝙚 𝙮𝙤𝙪 𝙣𝙤𝙬 👀
— TNT Sports Bikes (@bikesontnt) January 10, 2025
Valentino Rossi and Michael Dunlop shared the track together at Rossi’s ‘100km of Champions’ event 😮💨 pic.twitter.com/AWIfBfiOAG
En Tavullia, compartió equipo con Pedro Acosta, el joven prodigio de MotoGP que además es fan confeso del norirlandés. Una dupla curiosa sobre el papel, pero que terminó en el fondo de la tabla durante la carrera. A Dunlop, sin embargo, poco le importó el resultado. El evento era más una celebración entre colegas que una competencia feroz, y el simple hecho de estar entre tantos campeones ya era motivo de orgullo.
“La verdad es que he podido aprovechar oportunidades que en otras circunstancias ni se me habrían cruzado por la cabeza”, confesó. “Antes quizás me habían invitado, pero nunca iba. Siempre hemos estado ocupados, y hay cosas a las que me gustaría ir. Aún no he ido a ningún Gran Premio. La vida pasa muy rápido, y probablemente debería aprovechar más estas oportunidades. Pero supongo que por mi forma de ser, no suelo hacerlo”.
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Durante el evento, el momento más comentado —y que arrasó en redes— fue el encuentro entre Rossi y Dunlop. Un apretón de manos, un abrazo y un intercambio de elogios entre dos gigantes que dominan universos diferentes del motociclismo. “Es genial estar juntos en pista”, escribió Dunlop en su cuenta junto a una foto del momento. El respeto fue mutuo, y el ambiente, distendido. Nada de presiones, solo pasión por las motos, aunque haya que tragar polvo.