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Valentino Rossi ha vuelto a acaparar titulares tras su aparición en la última entrega de PoretCast, un programa dirigido por el actor Giacomo Poretti. En una charla distendida, sin motos rugiendo de fondo pero con el mismo carisma de siempre, el nueve veces campeón del mundo repasó momentos clave de su carrera, su relación con el miedo, los inicios, y también su rol actual como mentor de los jóvenes talentos de la VR46 Academy. Y lo hizo, como es habitual en él, con frases cargadas de humor, ironía y una sinceridad sin filtros.
Durante la entrevista, Rossi recordó cómo fue el inicio de su carrera, entre caídas y dudas, y cómo con el paso del tiempo logró construir una conexión única con el público. “Se creó una alquimia, un algo por lo que la gente se apasionaba y esperaba el domingo siguiente para ver otra carrera. Ha sido un honor, ha sido bonito y no me lo esperaba”, explicó el italiano, haciendo alusión al fenómeno que llegó a generar a nivel mundial.
En el terreno más íntimo, Rossi habló de cómo vivió su etapa de mayor éxito profesional. “Empezar a correr en el Mundial era ya un sueño hecho realidad, para mí era como entrar en un episodio de dibujos animados. Luego, ganar me parecía algo que te dejaba un poco vacío, como si después de las victorias todos los pilotos se descargaran. Entonces pensamos en hacer algo, nacieron esas tonterías, cosas de bar de Tavullia, de pueblo, de donde crecí yo”, recordó entre risas, mencionando algunas de las célebres celebraciones que protagonizó en su carrera.
Sin embargo, también hubo espacio para hablar de temas serios. Rossi no evitó referirse al miedo, ese compañero de viaje tan presente en el motociclismo: “La moto es un deporte muy peligroso, da miedo. Pero en los primeros años ni piensas en eso, solo quieres dar el máximo. El miedo que tienes es el de equivocarte y arruinar la carrera. Después de los 30 empiezas a pensar en tener más cuidado”. Haciendo una mención implícita a su grave lesión en el Mugello en 2010, confesó: “Con ese hierro en la pierna piensas que si pasa algo, estás jodido”.
También admitió que la famosa frase de Enzo Ferrari sobre los pilotos que pierden medio segundo cuando tienen hijos tuvo un peso en sus decisiones personales: “Tuve tanto miedo de esa frase que no tuve hijos hasta que me retiré. Pero con el tiempo te digo que no es verdad”.
La conversación se tornó más divertida cuando abordó el rol que ahora tiene como espectador y formador de pilotos:. “Ver las carreras desde fuera cambia mucho. Mientras lo haces estás concentrado, sales de casa concentrado y después del warm up tienes una fase en la que te cagas encima, pero es miedo a equivocarte. Cuando te pones el mono y entras al box, ya no piensas en el miedo. En cambio, ahora que las veo desde casa, estoy siempre tensísimo. Tengo allí a mi hermano, a los amigos del Academy, así que lo vivo mal. Pero tengo que decir que la adrenalina y el gusto de MotoGP no tienen igual. En ninguna otra disciplina del motorsport”.
A medida que se consolidaba su figura como piloto, Rossi también construyó un equipo humano a su alrededor. “En moto estás solo, pero cuando no estás en moto tienes tu equipo, tu gente. Por eso, MotoGP es, paradójicamente, un deporte de equipo. Uccio ha estado siempre conmigo. Con él un poco inventamos un trabajo: el asistente del piloto. Ahora todos tienen ‘un Uccio’”, aseguró con una sonrisa. “Ir por el mundo con Uccio fue una gran idea. Ahora que es team manager de mi equipo ya no viene conmigo, pero lo echo de menos. Me falta, porque además es muy divertido”.
Y fue precisamente hablando de los jóvenes talentos de la VR46 Academy cuando soltó la frase que ha dado la vuelta al mundo. “Los pilotos son todos imbéciles, y empeoran cuanto más fuertes son”. Una afirmación tajante, pero que Rossi pronunció entre risas y con una evidente mezcla de cariño y experiencia: “Gestionarlos es difícil, pero es muy divertido. Cuando corría, estábamos siempre juntos: en el gimnasio, en cualquier actividad. Ahora un poco menos, sobre todo gestiono sus entrenamientos en moto porque yo ya no voy todos los días al gimnasio. Me entreno, pero en casa”.
Rossi también elogió el nivel de exigencia física actual en el motociclismo de élite: “Hoy para correr en MotoGP tienes que ser un verdadero atleta. Hacen un trabajo increíble, al menos cuatro o cinco horas de gimnasio al día. También están muy atentos a la comida, sobre todo en las categorías pequeñas donde hay que estar ligero”.
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Y concluyó con una confesión sincera sobre su motivación actual: “Cuando estás con los jóvenes, tú también te haces joven. Me divierto incluso haciendo de aficionado. Y si corren los chicos del Academy, las carreras me gustan aún más”.