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Si eres de los que en cuanto llega el escape nuevo corre a quitar el DB killer para que la moto suene como un trueno... malas noticias. Esa pequeña operación de 20 segundos que se había convertido en rutina para muchos motoristas tiene los días contados. La nueva actualización del Reglamento 92 de la Unión Europea sobre sistemas de escape no originales lo deja claro: se acabó eso de quitar y poner el famoso silenciador interno. Y no es una sugerencia.
La normativa, que regula la homologación de escapes aftermarket, ha sido modificada con el objetivo de ponerle coto al ruido excesivo y, de paso, cerrar el grifo a ciertas trampas que se habían convertido en pan de cada día. El DB killer, esa pieza metálica ubicada dentro del terminal de escape, diseñada para romper el frente sonoro y reducir decibelios, dejará de ser un elemento fácilmente desmontable.
Hasta ahora, bastaba con aflojar un tornillo y listo: en segundos, el sonido pasaba de discreto a “modo MotoGP en la calle”. Con las nuevas disposiciones, eso dejará de ser posible. Y no solo por normativa: los nuevos escapes vendrán diseñados para que la retirada del DB killer los dañe de forma irreversible. En otras palabras, quitarlo equivaldrá a cargarse el escape. Lo más probable es que ahora todo venga soldado.
Este cambio no ha caído del cielo. De hecho, fue una petición conjunta de los propios fabricantes de escapes aftermarket y de asociaciones del sector. En 2023, la Asociación Europea de Fabricantes de Motos (ACEM), junto a la IMMA (International Motorcycle Manufacturers’ Association), ya venían empujando para introducir medidas contra el ruido excesivo, lo que derivó en la adopción de estas nuevas disposiciones anti-manipulación por parte de la Unión Europea.
Pero la cosa no termina ahí. También cambian las reglas del juego en los test de homologación. Las nuevas pruebas ASEP deberán realizarse con el vehículo equipado tanto con el escape original como con el aftermarket. ¿El objetivo? Verificar que el nivel de presión sonora no supera al del sistema de fábrica. A nivel práctico, el límite de decibelios permitido no cambia, pero el control será más estricto y con un procedimiento más cerrado.
Sobre los plazos, la cosa va en fases. Una vez que las modificaciones al Reglamento 92 entren oficialmente en vigor, cada país tendrá un máximo de 24 meses para adaptarse y aceptar las nuevas homologaciones. Las antiguas seguirán siendo válidas durante 36 meses —eso sí, solo si fueron emitidas en los primeros 24 meses tras la entrada en vigor del nuevo reglamento—.
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A partir de ahí, cualquier escape que no se ajuste a la nueva normativa no será legal... salvo que ya esté montado en una moto en circulación y no pueda adaptarse a las nuevas exigencias.