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Rara es la moto de alta gama que hoy en día no trae algún tipo de sistema con radar y todas sus variantes: detección de ángulos muertos, control de crucero asistido por radar, sistemas de mitigación de impactos... Una vuelta por el mercado y ya lo vemos en muchas motos como Ducati, KTM, Kawasaki, Yamaha o Moto Guzzi. Otras marcas como Indian o Triumph también equipan radares traseros que vigilan ángulos muertos. Pero, ¿dónde está en esa lista la marca de motos más grande del mundo? Honda. No la busques, que no está.
La revolución tecnológica es algo que siempre ha llegado con cierto retraso a las motos si lo comparamos con los coches. En otros casos como el de Honda, ni siquiera ha llegado. ¿Y por qué? Se preguntarán muchos. Hay dos simples motivos: el mundo de las motos es muy distinto al de los coches, pues el público no suele demandar grandes sistemas tecnológicos más que una moto pasional. Y la segunda y clave, que Honda prefiere desarrollar sus propios sistemas antes que ponerlos en sus motos provenientes de otros fabricantes.
Para entender este último concepto no tenemos más que echar un ojo al resto de sistemas que equipan los fabricantes. ¿Son suyos? No. Por ejemplo, los radares que equipan las Ducati, BMW, Kawasaki o Yamaha vienen firmados por Bosch. Honda no quiere eso; en su lugar, prefiere desarrollarlos por sí mismos. Testearlos. Y hasta que no estén preparados, no los pondrán en sus motos.
Honda ya ha rellenado multitud de solicitudes de patentes relacionados con este tipo de sistemas. Están en el horno, lo que pasa que todavía no han llegado a producción. Sin embargo, hay un precedente que prácticamente todo el mundo ha pasado por alto, tal y como revela Cycle World. Y para conocerlo, hay que echar la vista atrás al pasado Salón EICMA de Milán de noviembre.
Pasó desapercibido porque ni siquiera lo presentó Honda, sino Hitachi Astemo. En su stand había una Africa Twin. Y venía equipada con un sistema ADAS, que no un radar. La principal diferencia es que las cámaras son algo así como un ojo que lo capta todo, y procesa la información a través de un ordenador de a bordo. Por ejemplo, son los mismos sistemas que utiliza Tesla. El radar, en cambio, percibe su entorno a través de ondas y mide su rebote para detectar objetos, su velocidad y su distancia, incluso en condiciones de poca visibilidad.
El caso, que Honda tiene un 40% de Hitachi Astemo, y ahí es donde la fórmula cobra sentido. Además, Astemo es la matriz de otras empresas como Showa (suspensiones), Nissin (frenos) y Keihin (inyección de combustible). Y son tres partes imprescindibles para crear un sistema. Pues ese radar, en esa moto, y con este contexto, es lo más cercano que hemos visto al sistema ADAS en una Honda. Y además, será el que muy probablemente acabe llegando a producción.
Es un proyecto que se remonta, o al menos fue anunciado, a 2022. Se basa en dos cámaras frontales para tener una vista estereoscópica de la carretera y de otros vehículos, y eso le permite calcular distancias y velocidades de aproximación de forma similar a como lo hacemos con la vista. A eso hay que sumarle los sistemas ADAS como control de crucero adaptativo, con la capacidad de seguir a otro vehículo y mantener su ritmo. Serían sus funciones.
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La diferencia entre trabajar en un sistema que mira, observa y procesa la información de carretera y no un simple radar es una diferencia abismal en este tipo de sistemas. Por eso Honda se está tomando su tiempo para traernos un ADAS. Ahora bien, el cuándo llegará es todo una incógnita.