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Cuando las restricciones en materia de velocidad no dejan de crecer en la mayoría de países de Europa, sorprende saber que los Países Bajos han adoptado un rumbo radicalmente opuesto: incrementar el límite de velocidad en algunas autopistas. Tras reducir la velocidad máxima a 100 km/h en 2020 para combatir las emisiones de nitrógeno, el gobierno holandés ha aprobado la vuelta a 130 km/h en cuatro tramos de carretera, siempre que los estudios ambientales y de seguridad lo permitan.
El anuncio lo ha hecho el ministro de Infraestructura y Gestión del Agua, Barry Madlener, quien ha confirmado que cuatro secciones de autopistas serán las primeras en recuperar la velocidad máxima de 130 km/h, al menos durante el día, ya que en horario nocturno ya estaba permitido. Las vías que se verán beneficiadas de esta medida son la A6, A7 y A37.
El descenso a 100 km/h en 2020 se justificó como una medida para reducir la contaminación por nitrógeno, un requisito fundamental para cumplir con las normativas medioambientales europeas. Sin embargo, el gobierno ha detectado que en ciertos tramos, aumentar la velocidad no genera un impacto significativo en emisiones, ruido o seguridad.
“Elevar el límite en todas las autopistas no es realista debido a las regulaciones sobre nitrógeno y ruido”, explicó Madlener. Por eso, la estrategia es incrementar la velocidad solo en carreteras donde no se comprometan los estándares medioambientales y de seguridad.
Antes de la implementación definitiva, se completarán estudios adicionales para confirmar que la subida del límite no afecta negativamente a las zonas protegidas Natura 2000, áreas clave para la biodiversidad en Europa.
Durante años, las políticas de movilidad en Europa han ido en la dirección opuesta: reducir velocidades para disminuir emisiones y mejorar la seguridad. Sin embargo, este cambio en los Países Bajos podría abrir un debate sobre si los límites más bajos siempre son la mejor opción.
Uno de los argumentos a favor de aumentar la velocidad es que en autopistas bien diseñadas, con buena visibilidad y tráfico fluido, una velocidad más alta y uniforme puede reducir adelantamientos peligrosos, frenazos bruscos y maniobras arriesgadas. Además, no hay que olvidar que los límites de velocidad en autopista prácticamente no han cambiado nada en los últimos 40 años, no así el parque móvil, con vehículos capaces de rodar a más de 120 km/h con total seguridad.
El caso de Alemania es el más citado en este debate. En muchos tramos de la Autobahn, donde no hay límite de velocidad, los índices de accidentes no son dramáticamente superiores a los de países con restricciones estrictas. La clave, según los expertos, no es solo la velocidad, sino la calidad de las carreteras y el respeto a las normas de circulación.
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La decisión final sobre el restablecimiento de los 130 km/h se tomará a principios de 2025, una vez se completen todos los estudios de impacto. Si los resultados son positivos, los conductores de los Países Bajos podrán disfrutar de una mayor velocidad en ciertos tramos, sin que esto implique un retroceso en la seguridad vial ni en la protección medioambiental.