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¿Qué pensarías si te dijera que alguien tuvo la brillante (o herética, según a quién preguntes) idea de convertir una Harley-Davidson Fat Boy en una moto eléctrica? Sí, la icónica Harley con su rugido inconfundible y su espíritu rebelde ahora se atreve a pasear en completo silencio. La hazaña, o el sacrilegio, según cómo lo veas, ha sido obra del taller japonés High Field, con la ayuda de los expertos en conversiones eléctricas de OZ Motors.
El problema principal al electrificar motos es el espacio. No es lo mismo meter un paquete de baterías en un coche que en una moto donde, literalmente, cada centímetro cuenta. Según algunos expertos, si solo quieres una moto eléctrica para ir al trabajo o hacer la compra, las opciones ya existen. Pero cuando hablamos de motos de cierta autonomía, aquí es donde empieza el drama.
Y ese drama es exactamente lo que High Field quiso solucionar. Fundado en Utsunomiya, Prefectura de Tochigi, este taller lleva más de dos décadas personalizando Harleys y ganándose el respeto de la comunidad. Pero fue en 2018 cuando Makoto Ueno, el fundador del taller, tuvo la visión de electrificar una Harley. Para él, era cuestión de adelantarse a las normativas medioambientales cada vez más estrictas en Japón. “¿Por qué los dueños de Harleys no pueden beneficiarse también del futuro eléctrico?”, pensó.
La historia no fue fácil ni rápida. Desde el principio, la idea encontró cierta resistencia en el propio taller. Porque, seamos sinceros, ¿quién se compra una Harley para perder el rugido de su motor? Pero Ueno estaba convencido de su visión. Lamentablemente, el destino tenía otros planes: fue diagnosticado con cáncer de estómago y falleció antes de ver su sueño hecho realidad.
Fue entonces cuando su esposa, Yuko Ueno, tomó las riendas del proyecto. Con el apoyo del equipo y de OZ Motors, lograron finalmente dar vida a la Fat Boy eléctrica. Para solucionar el problema del alcance, instalaron dos paquetes de baterías donde normalmente irían las maletas rígidas, logrando una autonomía de entre 160 y 220 kilómetros por carga. Y para mantener la estética Harley, diseñaron una carcasa que oculta el motor eléctrico, haciéndolo visualmente atractivo.
Pero aquí no acaba la historia. Yuko y su equipo no solo querían un prototipo; querían ofrecer algo tangible para los fanáticos de Harley. La idea es desarrollar un kit de conversión eléctrica que cualquier propietario de una Fat Boy pueda instalar. Aunque aún no está finalizado, ya se manejan precios que oscilan entre 500.000 y 1.000.000 de yenes (unos 3.165 a 6.331 euros). Nada mal, considerando que estás transformando tu moto en una máquina lista para el futuro.
Además, esta Fat Boy eléctrica tiene una ventaja particular en Japón: puede ser conducida con una licencia de moto de tamaño medio, lo que amplía aún más su atractivo.
En septiembre de 2024, el prototipo fue terminado, y no pasó mucho tiempo antes de que Dais Nagao, diseñador de motos de Harley-Davidson, hiciera una visita para probarla. Según cuentan desde High Field, la moto no solo está en exhibición en su taller, sino que también está disponible para pruebas. Así que, si te pica la curiosidad y andas por Japón, podrías ser uno de los primeros en probar este experimento eléctrico.
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Para algunos, electrificar una Harley es casi como ponerle piña a la pizza: un insulto. Para otros, es una evolución natural y necesaria en un mundo que cada vez apuesta más por lo sostenible. Al final, lo cierto es que esta Fat Boy eléctrica demuestra que, incluso en terrenos tan tradicionales como las Harleys, hay espacio para innovar.