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El pasado 14 de septiembre, el mundo del motociclismo y las redes sociales se estremecieron con la noticia del fallecimiento de Luca Salvadori, piloto y youtuber italiano de 32 años, durante una carrera de Road Racing en Frohburg, Alemania. La tragedia ocurrió cuando Luca perdió el control de su Ducati, se fue al suelo y otro rival no pudo hacer nada por evitar el atropello.
Desde entonces, el silencio había envuelto a su entorno más cercano, hasta ahora. Verónica Culcasi, su pareja, ha roto su silencio en una entrevista recogida por Il Corriere della Sera compartiendo detalles conmovedores sobre aquel día y sobre quién era Luca en su vida.
Verónica recordó que Luca, quien acumulaba millones de visualizaciones en YouTube, era extremadamente cuidadoso desde que estaban juntos. La moto con la que corría llevaba el nombre de ella, un gesto que reflejaba su cariño. "A su Panigale V4 le había puesto mi nombre, esa moto la cuidaba como un tesoro. ‘No quiero ni hacerle un rasguño’, me decía. No siempre lo lograba, pero lo intentaba".
Salvadori, según ella, no competía aquel día con la ambición de un podio: "Esa tarde no estaba persiguiendo ningún podio, simplemente se estaba divirtiendo. Por eso, la dinámica del accidente me llena de rabia".
Más allá de su faceta como piloto y creador de contenido, Luca era una pareja entregada. "Era inigualable, tenía una atención especial hacia mí a pesar de todas sus preocupaciones. Se preocupaba siempre por cómo estaba, qué deseaba. Nunca antepuso su trabajo a nuestra relación", confesó Verónica.
El peligro inherente a las carreras era un tema recurrente entre ambos, pero él nunca lo eludía. "A menudo reflexionaba sobre los riesgos que corría, se preguntaba si su pasión realmente lo hacía feliz. Estas dudas surgieron, en parte, de los episodios de depresión y ataques de pánico que enfrentó durante el Covid. En esos momentos de fragilidad, comprendió la importancia de la mente. Yo nunca le puse límites; mi papel era ayudarle en su trabajo de introspección".
Luca tenía una meta clara en su carrera. Según Verónica, planeaba correr dos años y medio más para perseguir sus objetivos en competiciones como el CIV y el National Trophy, donde había estado cerca de la victoria en varias ocasiones. "Sabía que quería dejar de correr, pero el tiempo jugó un papel cruel", lamentó.
Su relación no solo estaba marcada por el presente, sino también por los sueños compartidos. "Antes de conocerle, nunca pensé en formar una familia. Pero cuando encuentras a la persona adecuada, surgen nuevos deseos. Con él, por primera vez, me imaginé siendo madre".
El sábado del fatídico accidente, Verónica no estaba presente en la carrera, algo inusual, ya que solía seguirlo siempre. "Él se fue en coche, un viaje de 10 horas, y yo no pude acompañarlo por compromisos laborales. Cuando nos despedimos, me sentí más inquieta de lo habitual".
Esa tarde, mientras estaba con una amiga, experimentó un malestar que describió como inexplicable. "Comencé a sentirme mal, con escalofríos y náuseas. Me despedí de mi amiga y regresé a casa. Allí, viendo un video donde nos besábamos, sentí una gran gratitud. ‘Qué afortunada soy’, me repetía".
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A las 16:30 recibió una llamada desde el teléfono de Luca, algo que inmediatamente le preocupó. "Era su camarógrafo. ‘Luca ha tenido un accidente, no está consciente’. Me fui junto a su padre, pero no llegamos a tiempo para despedirnos".