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La carrera de Maverick Viñales en MotoGP ha vivido muchas etapas. El talento del piloto español se contó solo en sus primeros años en Yamaha, pero una serie de infortunios acabaron frustrando al propio Maverick. Y eso que la cosa prometía mucho; muchísimo.
Viñales se ha abierto al completo en el último reportaje de DAZN, ‘Maverick: Dos Vidas’. En él, desgrana al completo su trayectoria en el mundial de motociclismo, y una de las etapas que casi acaban con su carrera, pero en la que también se llegó a sentir tan fuerte como para batir a Valentino Rossi o Marc Márquez.
“Cuando entré en Yamaha, entré como un misil, con una idea clara y un objetivo muy claro: quiero ser campeón del mundo, no quiero ser otra cosa, no me hagáis ser otra cosa, solo quiero serlo, lo demás no me interesa”, dijo Maverick al llegar a la casa japonesa. Y cuando se subió a la M1, “me enamoré de ella al primer momento. Todo encajaba”.
Pero las cosas empezaron a cambiar tras el test de Sepang, y los japoneses trajeron una evolución, a pesar de que Maverick quería trabajar “con la moto que dejó Jorge Lorenzo, les dije que me trajesen esa misma moto a Qatar, que con esto voy a ganar el mundial. Llegué a Sepang, y, ¿dónde está esa moto? Es que tenía que correr con la nueva. Los japoneses requieren mejorar y mejorar. Y yo les dije que quería la otra”, comenta.
Entonces empezaron un cúmulo de circunstancias que le fueron alejando de la corona mundial: “Recuerdo Montmeló que fue una carrera muy difícil por errores. Y ahí empezó una marea de cambiar cosas. Probé cinco chasis y ya no entendía nada. Llegué a Assen y corrí con un chasis que solo hice dos vueltas, y me caí. Perdí 25 puntos porque la hubiese ganado. Empezaron a cambiar muchas cosas, y fue muy complicado. Ese año me frustró mucho porque cuando empecé ese año, sabía que iba a ganar. Mentalmente me dolió”.
Mismo panorama en 2018: “Pasamos a 2018 y les dije que quería la moto de 2016. En Jerez hice un test con la moto 2016 e iba medio segundo más rápido cada vuelta. ‘¿Lo estáis viendo que no me equivoco? Sí’, pero llegamos al test de Sepang, y otra vez, otra moto nueva totalmente diferente. Y ya les dije que con esa moto iba a ser muy difícil y fue uno de mis peores años en Yamaha”.
Entonces Viñales empezó a figurarse demasiados problemas: “En Jerez 2020 tuvimos un problema con las válvulas del motor; mis motores eran los que tenían más problemas. Hice el año con 3 motores, cuando los demás tenían 7 u 8”, recuerda, o aquel famoso momento en el que se tuvo que tirar de la moto en el GP de Estiria 2020: “Iba a frenar y no frenó. Había dos tipos de frenos: los de siempre y unos ventilados. Mi moto frenaba muy bien con los de siempre. La carrera anterior se puso nuevos para la carrera, funcionaron perfecto. En el GP siguiente no se pusieron nuevos. Qué pasó, que me quedé sin frenos. Un error humano, quien tenía que ponerlos no los puso”.
2021, la gota que colmó el vaso: “Empecé ganando, me sentía imbatible. No sé qué pasó que mi moto iba del revés. Llegué a Qatar 2, y mi moto iba muy diferente; no iba igual. Ahí empecé a desconfiar, aquí está pasando algo, no es normal. En Portugal fue un chorreo, me cancelaron dos veces dos poles. Era imposible. Esas pequeñas cosas te llevan a un estado de frustración, y dije, o lo paro, o reviento. Eran ellos o yo”.
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Y el momento que acabó con su carrera en Yamaha: Viñales revolucionó el motor de su M1, y a los ojos de los japoneses, quiso romper el motor. Era un aviso: “Si te dijese la de veces que revoluciono la de motocross, o cuando celebras una victoria dándole al gas media hora, o haciendo un ‘burnout’. Tiene un corte de revoluciones. No fue con la intención de romperla, pero para que ellos entendieran que no podía más, y no podía con esa sensación”, justifica.