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MotoGP despidió este pasado fin de semana a Juanito Llansá, una de las figuras más queridas del paddock. Llansá, que cumplirá 64 años en febrero, ha dedicado más de cinco décadas a las motos, convirtiéndose en un referente tanto por su profesionalismo como por su cercanía con los pilotos. Fue una pieza clave en los éxitos de Jorge Lorenzo y en el desarrollo de varias generaciones de pilotos, y ahora pone fin a su carrera tras el GP Solidario de Barcelona, el último de la temporada.
Llansá se despidió del paddock en un ambiente cargado de emociones. Después de la carrera del domingo, el Repsol Honda Team le organizó una fiesta sorpresa en su hospitality, donde todo el equipo quiso rendir homenaje a su legado. El lunes, en redes sociales, Honda también dedicó unas palabras al mecánico catalán: "No solo hay cambios en la parrilla, también en los boxes. Este fin de semana decimos adiós a la leyenda que es ‘Juanito’, un mecánico que lleva más tiempo en el paddock que la edad de muchos de sus compañeros. ¡Disfruta de lo que viene, Juanito!"
Para Llansá, fue el cierre perfecto a una etapa que ha definido su vida. Su despedida coincidió con el fin de una temporada que, como él mismo reconoció en el documental Behind the Dream, ya estaba marcada por su decisión de retirarse: "Espero que Honda solucione lo antes posible los problemas que tenemos ahora, porque yo me voy, pero los nuevos mecánicos y pilotos necesitan un proyecto sólido para crecer. Quiero que esta marca vuelva a estar donde merece".
Juanito Llansá nació y creció rodeado de motores. Su padre tenía un taller de motos en su localidad natal, y desde los 10 años comenzó a trastear con herramientas, iniciando un vínculo que no se rompería jamás: "De pequeño me gustaban mucho las motos. Mi padre tenía un taller y desde entonces empecé a tocar motores. Al colegio iba así así... (risas), pero lo mío eran las motos".
Aunque llegó a participar en una carrera en los años 70, pronto entendió que su lugar no estaba en la pista, sino en el box:
"Hice una carrera, creo que fue en el 72 o el 73, y me di cuenta de lo loco que estaba. Salí en moto a divertirme, pero supe que lo mío era la mecánica. Las carreras como piloto, fuera".
Su talento como mecánico lo llevó a trabajar con algunos de los nombres más destacados del motociclismo: Julián Miralles, Emilio Alzamora, Álex Debón, Sebastián Porto y muchos más. Sin embargo, el capítulo más significativo de su carrera llegó en el año 2000, cuando comenzó a trabajar con un joven Jorge Lorenzo, de apenas 12 años.
"Con Jorge trabajé desde 2000 hasta 2018. Para mí fue muy importante, porque empecé con él siendo un niño. Me preocupaba mucho por él, era como un hijo para mí. Llevo un tatuaje que representa los cinco títulos que ha ganado Jorge, dos en 250 y tres en MotoGP. Era como un hijo para mí, llevo un tatuaje de mis nietos y solamente a él en el otro lado. Representa bastante, ¿no?", pregunta entre risas Juanito.
Llansá se encargaba de tareas clave como la preparación de neumáticos, gasolina y la gestión de la pizarra del piloto, pero también se aseguraba de que cada detalle estuviera perfecto para garantizar la seguridad: "Encima de una moto va una persona que corre a 300 por hora, y cualquier fallo puede ser un problema muy grave. Este trabajo requiere estar más del 100% concentrado siempre, y yo ya estoy acostumbrado a esa presión".
Sin embargo, décadas de dedicación ininterrumpida dejaron su huella en él. Llansá reconoce que su cuerpo ha pagado un precio por los años de esfuerzo en el paddock: "Este trabajo tiene sus secuelas. Tengo artrosis en los huesos y he perdido audición, porque antes no usábamos protectores de oído. Todo esto es parte de lo que implica estar tantos años aquí, pero también me ha dado la adrenalina para vivir. Las carreras son mi vida".
A pesar de los sacrificios físicos, Llansá nunca perdió la ilusión por su trabajo: "Llevo las carreras en la sangre. Cada vez que llego a una carrera, lo haga bien o mal el piloto, siento una satisfacción enorme. Este trabajo me ha dado todo".
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Con la retirada de Jorge Lorenzo en 2019, Llansá continuó trabajando en el Repsol Honda Team, acompañando a Álex Márquez, Pol Espargaró y Joan Mir. Sin embargo, su verdadera conexión siempre estuvo con Lorenzo, a quien ayudó a alcanzar cinco títulos mundiales: "Jorge fue especial para mí. Verlo triunfar fue como ver triunfar a un hijo. Por eso llevo su historia tatuada en mi piel, como llevo el nombre de mis nietos".