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Robar una moto es de esas cosas que simplemente no se hacen. El dolor de ver cómo alguien se lleva tu querida máquina es algo que muchos de nosotros, los amantes de las dos ruedas, conocemos muy bien. Es una sensación que combina la impotencia y la rabia en partes iguales, como si te quitaran una extensión de ti mismo.
El pasado 28 de agosto, en algún lugar de Kentucky, dos candidatos a los Premios Darwin 2024 intentaron poner sus manos sucias en una Husqvarna Svartpilen 401. Sí, esa pequeña maravilla con nombre difícil de pronunciar y diseño que grita “escandinavo”.
La Husqvarna Svartpilen 401, para quienes no lo sepan, no es una moto particularmente grande, es compacta y ligera. Pero, eso sí, aunque sea "chiquita", no es un triciclo de los que uno podía meter en el maletero del coche de los padres cuando era niño. Y sin embargo, nuestros protagonistas pensaron que sería buena idea llevarse la moto... en el maletero de un Toyota Corolla. Sí, habéis leído bien, un Toyota Corolla, ese coche diseñado para llevar la compra y un par de maletas, no para transportar motos.
El video del intento de robo, que os recomiendo que veáis si queréis una buena dosis de justicia poética, muestra al Corolla retrocediendo hasta donde estaba aparcada la Husqvarna. Uno de los aspirantes a ladrón se acerca fumando tranquilamente, como si estuviera a punto de levantar un saco de patatas y no una moto de casi 160 kilos.
La parte realmente deliciosa es que este tipo, con todo el entusiasmo del mundo, intenta levantar la moto, pero, sorpresa sorpresa, ni siquiera logra sacarla del caballete lateral. Es como ver a alguien intentar levantar pesas de 200 kilos en el gimnasio sin haber calentado. Y aquí es donde la cosa se pone aún mejor: ni siquiera después de darse cuenta de que el caballete estaba ahí, logró levantar la moto.
La Husqvarna se quedó en el suelo, seguramente con un par de rasguños nuevos, que la verdad es una pena, pero al menos podemos consolarnos con el hecho de que no se la llevaron.
Como si ya la torpeza mecánica no fuera suficiente, resulta que estos genios tampoco se molestaron en ocultar sus caras o la matrícula del coche. De hecho, uno de ellos se queda parado frente a la cámara, como si estuviera posando para la foto del anuario del colegio. Y por si eso no fuera suficiente, el otro pensó que era buena idea poner el coche en tal posición que la matrícula quedara perfectamente visible.
Lo más divertido de todo esto es pensar en el razonamiento detrás de su elección de coche. Un Corolla. Un coche compacto, ni siquiera un familiar. Creo que todos hemos subestimado el espacio del maletero de un coche en algún momento –¿quién no ha intentado meter una bicicleta en el coche solo para darse cuenta de que tenía que desmontar las ruedas?– pero una moto, amigos, eso es otro nivel de optimismo... o de idiotez.
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El vídeo, a continuación: