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 Redacción Síguenos en WhatsApp |
Hay personas que no aprenden. Este es el caso de un joven en Dinamarca que se ha convertido en el protagonista de una historia que, en su intento por ser cool y quizás hacerse famoso en las redes, ha terminado ganándose 86 cargos preliminares de conducción temeraria. Y, lo mejor de todo, o lo peor según cómo lo veas, ¡él mismo se encargó de proporcionar las pruebas a la policía! Porque, ¿quién necesita enemigos cuando tienes una GoPro pegada al casco?
El susodicho, de 29 años, decidió que la vida real no es lo suficientemente emocionante sin un toque de peligro. Así que, armado con su moto y su cámara, se dispuso a grabar horas y horas de lo que él consideraba “hazañas” sobre dos ruedas.
Lo que probablemente no calculó es que esas acrobacias dignas de un videojuego se convertirían en un compendio de pruebas en su contra. Imagina la cara de los policías cuando encontraron ese archivo de vídeos al detenerlo por conducir sin matrícula ni permiso válido: fue como cuando encuentras el final perfecto de un puzle sin haberlo pedido.
Empecemos por el principio. Este hombre, cuya identidad todavía no ha sido revelada, fue detenido en mayo por las razones antes mencionadas. Pero la verdadera sorpresa llegó cuando los agentes de policía encontraron la cámara en su casco, que no solo capturaba cada maniobra peligrosa, sino que también ofrecía pruebas clarísimas de sus fechorías.
Horas de vídeo grabadas por él mismo, en las que se puede ver cómo conduce a velocidades de infarto, realiza caballitos a alta velocidad y pone en riesgo la vida de otras personas. No sabemos si esperaba que la policía aplaudiera su habilidad o le pidiera un autógrafo, pero lo que recibió fueron nada más y nada menos que 86 cargos preliminares por conducción temeraria.
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Foto: Archivo
Entre esos cargos se cuentan 25 por hacer caballitos a velocidades; además, se le imputaron otros 38 cargos por superar en más del 100% los límites de velocidad establecidos. Y si esto no te suena suficiente, la cosa se agrava: varias de esas infracciones implicaban un riesgo real para la vida de otras personas. Vamos, que si hubiese un premio a la irresponsabilidad al volante, este tipo ya tendría su estantería llena.
Pero como si esto no fuese ya lo suficientemente ridículo, las autoridades informaron que el hombre no solo se quedó satisfecho con grabar sus locuras; claro que no, las compartió en redes sociales, porque, ¿qué sentido tiene desafiar la muerte si nadie te da un like, verdad? Así que, con la confianza de que sus amigos probablemente lo halagarían por lo osado de sus maniobras, este motociclista se echó la soga al cuello al difundir públicamente las pruebas de su propio delito.
En Dinamarca, la ley es clara cuando se trata de conducción temeraria. Superar en más del 100% el límite de velocidad, alcanzar velocidades superiores a los 200 km/h o conducir bajo los efectos del alcohol (con un nivel superior a 2.0) son acciones que no se toman a la ligera. De hecho, desde 2021, la policía tiene la potestad de confiscar el vehículo de aquellos que se pasan de la raya.
Y parece que este chico está a punto de despedirse no solo de su moto, sino probablemente también de su libertad, ya que enfrenta una posible sentencia de prisión. Y claro, porque conducir como si el apocalipsis estuviera a la vuelta de la esquina no es suficiente, hacerlo sin licencia ni matrícula ya es el colmo del despropósito.
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Es interesante destacar cómo la tecnología, que tanto amamos, puede convertirse en nuestro mayor enemigo si no tenemos cuidado. Este motorista, sin duda, pensaba que su cámara le ayudaría a crear un legado en YouTube o Instagram, pero lo único que ha conseguido es proporcionar pruebas irrefutables a las autoridades.
