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BMW huele a MotoGP. La marca está viviendo una época dorada en lo que a industria y competición se refiere. Los buenos números de ventas, la consolidación como un fabricante de renombre y el despegue del proyecto en el Mundial de Superbikes podrían hacer que los alemanes desembarcasen próximamente en MotoGP.
Además de estos factores, hay uno clave, una persona cuyo nombre es Markus Flasch. Él es el nuevo director general de BMW, y no ha escondido su pasión por la competición. En consecuencia, parece que los alemanes ya están dando los pasos para entrar en MotoGP. O al menos eso es lo que dejó caer el directivo en la prueba del WSBK en Barcelona.
Allí, el hombre mencionó que “no es ningún secreto que tengo una gran pasión por MotoGP”, reclamando que “de hecho, contribuí personalmente a hacer de BMW el coche oficial de MotoGP, pero las decisiones no se toman solo gracias a la pasión del CEO”, le quitaba hierro al asunto.
Flasch no desechó la idea de entrar en MotoGP, mencionando que “ahora el objetivo es tener éxito en Superbikes, y más adelante podremos evaluar un paso más en términos de compromiso con las carreras”. Claramente, se refería al desembarco en MotoGP, sobre lo que detalló, “no es una decisión solo mía, se necesitan análisis cuidadosos antes de tomar ciertas decisiones”.
El nuevo reglamento es lo que podría atraer a BMW a MotoGP. Recordemos que entra en vigor en 2027, y esa podría ser la fecha en la que veamos una moto alemana corriendo en el mundial: “Estamos en contacto con Dorna en relación con el nuevo reglamento”, confirmaba el CEO. “Obviamente, esto forma parte de nuestras evaluaciones”, dejaba caer.
2027 parece ser la fecha en la que todo podría materializarse: “2027 sería un buen momento para entrar en MotoGP, pero esto no forzará nuestras decisiones”, en referencia a la entrada en vigor del reglamento.
“La financiación necesaria para tomar determinadas decisiones es un aspecto, la marca otro, pero si la fusión de los distintos análisis fuera positiva, todo sería más fácil”, narra. En BMW ven a MotoGP como un campeonato “principalmente para la promoción de la marca, mientras que el desarrollo tecnológico es importante, pero secundario”, aseguraba.
Estas declaraciones no hacen más que reafirmar la idea de que BMW tiene todas las papeletas para ser el próximo fabricante que entre por la puerta grande del mundial. Cuando Suzuki se marchó de MotoGP, Dorna recibió una cascada de solicitudes de equipos para suplir ese puesto, pero Carmelo Ezpeleta no quería eso.
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Esa era casi el único requisito todopoderoso por encima de cualquier otro: Dorna quería un fabricante y no más equipos privados en MotoGP. BMW cumple con eso, y además no llegan de nuevas en el mundo de la competición. Y si Toprak Razgatlioglu no ha desembarcado finalmente en Yamaha MotoGP, puede que en 2027 tenga una oportunidad de oro si termina claudicando con un título mundial en el WSBK.