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La tabla de tiempos que nos dejaba el test IRTA de Sepang nos servía para hacernos la idea de lo que podríamos ver en el arranque de temporada de Qatar. Si bien los tiempos no han de tomarse a pies juntillas, son un buen síntoma de previsión.
Entre los muchos focos, el de Marc Márquez seguía brillando. Todos querían ver de qué era capaz de hacer el de Cervera con su nueva Desmosedici GP23. Fue de menos a mucho más, podría ser un buen resumen para su actuación. Los primeros días reconocía tener problemas, pero al cierre, pareció haber encontrado el secreto a la moto de Borgo Panigale.
El piloto español acabó sexto, mejorando todos sus cronos casi un segundo hasta detenerlo en un 1:57.270. Ya es más rápido que con la Honda y su último registro en Sepang (1:58.666). Pero lo más sensacional en su puesta de largo no fue el ‘time-attack’, sino los simulacros de Sprint Race que ejecutó, y que dejan una buena noticia.
A grandes rasgos, tanto él como su hermano Álex estaban bajo el ritmo de victoria en el Sprint Race del fin de semana del Gran Premio de Malasia del pasado noviembre con la nueva moto (que, por cierto, ganó su hermano Álex). Ambos estuvieron muy igualados en términos de rendimiento. Tanto que, de haberse celebrado la Sprint Race, hubiese estado en posición de podio junto con su hermano Álex.
Y para entenderlo, un dato: Marc completó las diez vueltas con un tiempo medio de 1:59.059, mientras que Alex hizo una media de 1:58.836. Por delante de ellos, solo fueron más rápidos los pilotos con una Desmosedici GP24 (Martín y Bastianini), mientras que el #93 casi igualó los cronos de Fabio Di Giannantonio, y le metió cerca de ocho décimas por vuelta a las Honda Luca Marini y Takaaki Nakagami, que rozaron los dos minutos. Y un apunte: la vuelta rápida de la última Sprint Race de Malasia la marcó Enea Bastianini con un 1:58.996, casi calcada al ritmo de Marc.
Ambos hermanos fueron rápidos en la simulación, lo que deja un buen regusto a ambos. Las palabras del dorsal #93 también desprenden cierto optimismo: “El segundo día fue mejor, mucho mejor. Me sentí mejor, pude dar algunas vueltas, quizá demasiadas, 72. En la última parte del día, cuando me quedaba un neumático nuevo para hacer el contrarreloj, hice una simulación de carrera al sprint porque sentí que era necesario entender esta moto con más lapsos”.
Lo dice el propio Márquez, que “durante la simulación comencé a ir más lento, pero luego fui más rápido al final, lo que significa que estaba entendiendo mejor la moto vuelta a vuelta”. Un buen síntoma, pero que no le hace olvidar en que también flaquea con el ‘time-attack’, “muy lejos de los mejores”, dice.
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Sin embargo, intenta quitarle hierro al asunto explicando que “esto es normal porque es lo más difícil de aprender para un piloto: como utilizar un neumático nuevo en una moto nueva”. El de Cervera ahonda en que “con uno usado es más fácil de entender porque tienes 15 vueltas con el mismo. El ‘time-attack’ solo tienes dos vueltas y luego, dos horas más tarde, tal vez otras dos”, sentencia el piloto español, que parece haberse ido de Sepang con una comedida sonrisa.