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Luca Marini protagonizó un debut positivo sobre la RC213V del equipo Repsol Honda Team en Cheste, una máquina que ha sido profundamente renovada durante estos dos últimos meses y que poco o nada se parece a la moto que tanto Joan Mir como Marc Márquez tuvieron oportunidad de probar el pasado mes de septiembre, con motivo de un test oficial en Misano del que Marc salió profundamente decepcionado y que fue determinante para firmar su contrato con Gresini.
Marini recorrió cerca de 300 kilómetros durante la jornada del martes al manillar de la Honda; su día arrancó sobre la moto del año pasado, y poco después, Honda le dio la oportunidad de probar la versión 2024, visiblemente más larga y con una aerodinámica nueva, y fue con este prototipo con el que Luca estableció su mejor vuelta del test, un 1:29.956 que le situó décimo a siete décimas de Maverick Viñales, consolidado además como la mejor Honda del martes.
Si bien Marini no ofreció declaraciones a la prensa al cierre del test por petición expresa del Mooney VR46 -con el que todavía tiene contrato-, el de Urbino sí que tuvo ocasión de hablar para La Gazzetta dello Sport poco después de dejar aparcada su nueva Honda en el box, una moto en la que Luca ve mucho potencial siempre y cuando los ingenieros de HRC limen algunos de los problemas que se encontró el dorsal 10 durante su primera toma de contacto.
"Definitivamente le falta un poco de agarre a la salida de las curvas y a la entrada" explica el piloto de 26 años a la hora de establecer diferencias entre la RC213V y la Desmosedici GP22 que pilotó esta última temporada. "Le falta un poco de tracción y aceleración, pero no conozco los motivos", apuntó un Marini que se manifestó en línea con las críticas habituales que los pilotos de Honda lanzan contra las últimas versiones de la RC213V.
Para Luca, su nueva máquina es "una moto bonita, divertida de pilotar", destacando la que quizás sea ahora mismo su mayor virtud, "una gran entrada en curva"; y ojo, porque según su experiencia con la Ducati, el hermano de Valentino Rossi asegura "no verlas muy separadas" en términos de rendimiento, convencido de que puede ser muy rápido con esta moto en el futuro.
El de Urbino cree que fichar por el equipo Repsol es "el último paso que me hacía falta" en su objetivo de ser campeón del mundo de MotoGP: "Es mi proyecto, ir a un equipo oficial era mi sueño y mi objetivo, para mí es algo muy normal. Ser hermano de Valentino Rossi no cambia nada para mí. Quiero trabajar con el equipo y con Honda para que vuelvan a estar donde se merecen".
Marini está con la moral por las nubes ahora que siente el apoyo de un gigante como Honda; dice verse como un "piloto fuerte", y aunque este año le habría gustado estar más arriba con la Ducati, reconoce que cometió "errores" y que la suerte no le acompañó en algunos momentos: "Me siento un piloto fuerte, quería estar a la altura de Pecco y Martín para demostrar mi valía en la pista... Pero todo está relacionado con los resultados, cuanto más arriba estás en la clasificación más te ayuda Ducati. Este año, por culpa de la mala suerte y también de mis errores, no he terminado donde quería, acabar entre los cinco primeros habría sido un resultado importante".
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Ahora, Luca Marini tiene por delante dos meses de intensa preparación física en los que, a buen seguro, se divertirá por momentos en el Rancho de su hermano Valentino junto al resto de pilotos de la VR46 Academy; el italiano podría aprovechar las concesiones que ahora tendrá su nueva fábrica para regresar a pista durante el Shakedown de MotoGP que acogerá el Circuito de Sepang del 1 al 3 de febrero, tres jornadas de entrenos oficiales reservadas para probadores, rookies y pilotos de equipos con concesiones de categoría D, es decir, Honda y Yamaha.