 Redacción @todocircuitoweb |
Su uso cada vez está más extendido en el mundo del automóvil, pero es prácticamente inexistente en el caso de las motos. Hablamos de las dashcam, cámaras que se pueden integrar en el espejo retrovisor destinadas a grabar todo lo que sucede mientras conducimos, unas imágenes que, según el país y la legislación vigente, pueden ser de gran utilidad en caso de vernos inmersos en un juicio por un asunto de tráfico.
Aunque marcas como Benelli ya empiezan a a introducir dashcams en algunos de sus modelos -por ejemplo la última Tornado 402R-, no es fácil encontrar en el mercados cámaras de este tipo que se pueden adaptar de forma universal a cualquier motocicleta, y es aquí donde entra el último invento de la empresa tecnológica D-Ride.
Afincada en Japón, D-Ride acaba de lanzar una exitosa campaña de crowdfunding en su país natal para recaudar 1,5 millones de yenes (cerca de 10.000 euros) y arrancar la fabricación de los primeros retrovisores universales para motocicletas que integran dos cámaras (delante y detrás) para grabar lo que sucede en todo momento.
Los retrovisores se ofrecen en dos versiones: una para motos de corte naked (montadas sobre el manillar) y otro para modelos más deportivos anclados al carenado frontal. Para su instalación sólo necesitamos que nuestros retrovisores usen una rosca M10 (existe adaptador en caso de roscas de 8 mm), y su conexión con la motocicleta se realiza a través de un único cable que podemos enchufar directamente a una conexión de 12V o bien a un puerto USB (5 V) si nuestra moto dispone de uno. También se puede emplear cualquier tipo de batería portátil con toma USB.
El espejo derecho es el que equipa las dos cámaras; D-Ride ha optado por emplear sendos sensores Sony de 2 millones de píxeles, resolución Full-HD (1920x1080), una tasa de imágenes de 27,5 FPS y un amplio ángulo de visión horizontal de 150º, ideal para cubrir prácticamente todo lo que sucede delante y detrás de la motocicleta.
La grabación de las imágenes se almacena en una tarjeta MicroSD que va dentro del retrovisor convenientemente protegida, y para poder acceder a ella es necesaria una herramienta especial que suministra D-Ride por una cuestión lógica de seguridad. Las cámaras también tienen conexión Wifi para poder conectarlas a nuestro teléfono móvil y configurar así sus múltiples opciones, además de encontrar el ajuste perfecto a la hora de grabar.
Los retrovisores cuentan con una protección IP67, es decir, son resistentes al polvo e incluso podríamos sumergirlos bajo el agua a un metro de profundidad sin dañarlos. El piloto puede elegir diversos modos de grabación, desde uno continuo y en bucle (sobreescribiendo las grabaciones antiguas) o bien un modo de grabación basado en eventos (impactos) con un nivel del 1 al 3, pensado para registrar imágenes previas y posteriores a cualquier accidente o maniobra peligrosa.
El éxito de D-Ride ha sido inmediato; en sólo unos días han superado con creces el número inicial de unidades a fabricar, y estiman que los primeros compradores recibirán sus retrovisores con dashcam integrada en marzo de 2024. La empresa japonesa quiere extender su venta a todo el mundo a lo largo del próximo año, a un precio aproximado de 300 euros. De momento su distribución en España no está asegurada, así que tocará esperar un tiempo.
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En este vídeo puedes ver su funcionamiento:
