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A sus 23 años, Iker Lecuona puede presumir de ser un auténtico piloto todoterreno. Pese a su corta edad, el valenciano cuenta a sus espaldas con experiencia en el Mundial de Moto2, en MotoGP, en el Mundial de Resistencia y también en el WorldSBK, donde compite como piloto oficial HRC desde la temporada 2022 con la firme ambición de proclamarse algún día campeón del mundo de Superbikes.
Lecuona guarda buenos y malos momentos de su paso por el Mundial de Motociclismo, donde desembarcó en la temporada 2016 sobre una Kalex del equipo CarXpert Interwetten, aunque no sería hasta la temporada siguiente, en 2017, cuando completó su primer curso completo en Moto2, un año en el que se perdió parte del calendario por culpa de una grave lesión.
En 2020, Iker protagonizó un inesperado y sorprendente salto al Mundial de MotoGP dentro de las filas del Tech3 KTM, arrancando entonces un duro y complicado periplo en la categoría reina del mundial en el que Lecuona nunca llegó a encontrarse del todo cómodo.
La falta de conexión entre Iker y la RC16, sumado a una evidente falta de apoyo por parte de KTM a su equipo satélite, acabó provocando su salida de MotoGP rumbo al paddock de Superbikes, convirtiéndose en la gran apuesta de Honda para reavivar su proyecto en el WorldSBK, donde ni Álvaro Bautista fue capaz de convertir a la CBR 1000 RR-R en una moto ganadoras.
Hoy, Lecuona se abre en la última entrega del documental 'My Ride My Life' de Honda, una charla en la que el piloto valenciano reconoce que el momento más álgido de su carrera fue "cuando llegué a MotoGP, porque todo el mundo quiere estar ahí sinceramente. No diría que tuve suerte, porque he tenido que trabajar toda mi vida para poder correr. Otro momento importante fue fichar por Honda en el Mundial de Superbikes, porque ha sido la primera avez que me he sentido piloto oficial, y es una sensación especial para un piloto".
Rememorando su salto de Moto2 a MotoGP al término de 2019, Iker considera ahora que "saltó demasiado pronto", incidiendo en que, en aquel momento, "sólo tenía 19 años, está claro que era demasiado pronto. Es cierto que era muy rápido, pero también cometía muchos errores porque no tengo experiencia. En MotoGP, en mi segundo año, sufrí muchísimo, y fue entonces cuando mi representante me dijo que tenía la oportunidad de cambiar a Superbikes con un equipo oficial, HRC. Dije sí, porque para mí es el mejor equipo, la mejor fábrica del mundo, y sé que HRC quiere a un piloto top. Para mí fue un placer unirme a ellos en Superbikes, respondí que sí directamente".
Pese a su juventud, Iker Lecuona ha estado a punto de tirar la toalla en más una ocasión; de hecho, el dorsal #7 recuerda ahora tres momentos "muy duros" en su todavía breve carrera deportiva en los que estuvo cerca de abandonar las motos: "El primero fue en 2014, cuando me rompí la pierna. Sinceramente, en ese momento quería dejar las motos, porque sé que es un mundo muy caro y mi padre se pasaba el día trabajando para ayudarme, y por entonces no sabía si quería hacer esto toda mi vida".
"La segunda vez fue en 2017", prosigue, "tuve una caída muy seria al comienzo de la temporada, y luego me caía muchas veces, dejé de creer en mí. Solía pensar mucho sobre la moto, y lo normal es no hacerlo. Y así no podía centrarme en pilotar ni en disfrutar de la moto, no era feliz. Mi actitud con mi familia y mis amigos no era la mejor, así que a finales de 2017 quería dejarlo. Empecé a llorar junto a mi padre y dije 'Vale, adiós, esto no es para mí, a mí me gustan las motos para disfrutarlas'", revela ahora Lecuona.
A pesar de las dudas, el valenciano siguió compitiendo en el Mundial de Moto2, fichó por el Swiss Innovative Investors y, a lomos de una KTM-Moto2, completó una de sus mejores temporadas sumando 80 puntos, un podio en Valencia y una 12ª posición final. Los años pasaron, y llegó 2021, su segundo año en MotoGP, otro momento clave donde Iker estuvo a punto de dejarlo: "La última vez fue en 2021, al comienzo de la temporada de MotoGP. No me sentía cómodo, no tenía energía para subirme a la moto y correr. Sólo quería quedarme en casa y no hacer nada. Las tres veces siempre he tenido a mi familia apoyándome en cada momento".
Por suerte, la trayectoria deportiva de Lecuona también incluye algunos momentos muy especiales, destacando la victoria que consiguió el año pasado en las 8 Horas de Suzuka junto a Tetsuta Nagashima y Takumi Takahashi, un éxito que Honda no conseguía desde la temporada 2014. Rememorando aquella carrera, Lecuona reconoce que "las 8 Horas de Suzuka del pasado año fueron increíbles, todo en general. Es un circuito difícil, sobre todo la primera parte, porque si te vas un poco largo en la primera curva, arruinas todo el primer sector. Todo fue perfecto durante la carrera. Salimos en pole y nos mantuvimos primeros toda la carrera. Cuando ganamos, el ambiente, la gente, la fiesta... fue algo increíble, es una sensación muy bonita".
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A punto de acabar su segundo año en Superbikes junto a Honda, Lecuona aspira a mantenerse en este paddock junto a la fábrica japonesa y ser uno de los candidatos al título lo antes posible: "El próximo paso en mi carrera es ganar el título. Es algo que siempre he querido. He corrido en MotoGP, en Superbikes, he ganado las 8 Horas de Suzuka... creo que es el momento de encontrar el modo de ganar un campeonato tan importante como el de Superbikes", concluye el de Honda.