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La paciencia casi infinita de Fabio Quartararo se ha acabado. El piloto francés se marchó de la pasada cita de Gran Bretaña con un único punto en su casillero, el que sumó en la carrera del domingo tras cruzar la línea de meta en 15ª posición en una cita marcada por el incidente que mantuvo el francés con Luca Marini y que acabó con el carenado de su Yamaha totalmente desprendido.
El que fuera campeón del mundo con los de Iwata hace ahora tres temporadas decidió retirarse a boxes, pero finalmente se reincorporó a pista con su segunda moto, calzada ya con neumáticos de agua, y acabó viendo la bandera a cuadros 15º a y a casi 1 minuto y 40 segundos del ganador de la prueba, Aleix Espargaró.
Lo vivido en Silverstone sólo fue una muestra más de lo mal que funciona la YZR-M1; Yamaha llevó a Silverstone un nuevo carenado y algunas actualizaciones internas de poca importancia, cambios a todas luces insuficientes para que Quartararo y su compañero Franco Morbidelli -que sumó dos puntos en ambas carreras- puedan darle la vuelta a su delicada situación.
Fabio renovó su contrato con Yamaha a mediados del curso pasado; por aquel entonces, 'El Diablo' lideraba la general del campeonato con sólo ocho puntos de ventaja sobre Aleix Espargaró y 41 puntos respecto a Pecco Bagnaia. Aquel 2022 dio un vuelco a partir del Gran Premio de los Países Bajos, sólo tres semanas después de que el piloto francés prolongara su contrato con Yamaha.
Pecco ganó cuatro de las nueve carreras de la segunda mitad de aquella temporada, además de sumar tres podios más. Fabio, por su parte, no volvió a ganar más, y sólo arañó dos tímidos podios con los que no puedo hacer frente a la titánica remontada de un Bagnaia que llegó a contar con una desventaja de 91 puntos respecto al piloto de Yamaha.
Durante gran parte del 2022, Quartararo se quejó abiertamente de la falta de velocidad y de aceleración de su Yamaha; los de Iwata intentaron reaccionar y tomaron varias medidas, entre ellas la de reforzar su departamento de desarrollo de motores contratando a un antiguo gurú de Ferrari, Luca Marmorini. Fabio acabó como pudo aquel 2022 bajo la promesa de que la M1 2023 sería una moto casi revolucionaria, un prototipo sensiblemente más rápido y competitivo frente a la armada de motos europeas, todas ellas propulsadas por motores V4.
Aquella promesa lanzada por Yamaha se quedó prácticamente en agua de borrajas; sí, la M1 de este año es más rápida que su predecesora, pero sus rivales no se han quedado dormidos y han dado un paso más hacia delante, manteniendo casi intacta la ventaja de la que ya gozaban sobre el prototipo de Iwata en términos de aceleración.
Y ahí no acaba la cosa, porque Yamaha, en su intento por darle más caballos a su cuatro en línea, acabó con el equilibrio del que tanto presumía la moto japonesa en el pasado, echando por tierra el excelente paso por curva que llevó a lo más alto a pilotos como Valentino Rossi, Jorge Lorenzo o el propio Fabio Quartararo en 2021.
Quartararo lleva dos años esperando una moto que no llega; y viendo lo bien que van sus rivales establecidos en Europa, al francés ya se le ha agotado por completo la paciencia, y si Yamaha no le muestra un excelente anticipo de la M1 2024 en el próximo test oficial de Misano -programado para el 11 de septiembre-, 'El Diablo' empezará a moverse entre bastidores para buscar una salida a finales de 2024, cuando expire su contrato con Yamaha.
El propio Fabio se ha mostrado así de categórico en una charla que mantuvo con Autosport en Silverstone; allí, el de Niza manifestó que "en el test de Misano quiero tener pruebas", y le dio a Yamaha "un mes" de plazo para demostrarle que realmente quieren retenerle en sus filas: "Yamaha lleva tres años prometiéndome cosas en un documento PDF de 10 páginas, de las cuales nueve y media no se han cumplido. Este año no quería ver ese PDF".
Se acabaron las promesas para el francés; Quartararo quiere una reacción inmediata en Japón, y avisa a los de Iwata que, de no encontrarse con un prototipo seriamente competitivo en el test de Misano, su futuro con ellos quedará claramente en el aire: "No quiero ver cosas escritas, lo que quiero ver es la moto de Misano, porque esa será, al 95%, la que correrá en 2024. Ahí se verá si Yamaha realmente me quiere para el futuro".
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A día de hoy, Fabio asegura que seguir con Yamaha "es la prioridad porque es la marca que me trajo a MotoGP"; por este motivo, argumenta, "les di una oportunidad" en su última renovación a mediados de 2022, "pero no habrá una segunda" avisa en voz alta, dejando claro que su presencia en el equipo oficial de 2025 en adelante es, a día de hoy, toda una incógnita.