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El Gran Premio de Italia ha sido la confirmación de que en KTM están realizando un gran trabajo una temporada más. Jack Miller se quedó a las puertas del top 5 al finalizar en el séptimo puesto, después de no poder plantarles cara a los pilotos de Ducati. El australiano se marcha de Mugello con tareas pendientes en su moto, especialmente en su configuración para beneficiarse más de la aerodinámica.
En Mugello, Jack Miller afirmó que estaba sorprendido por el error que cometió Alex Márquez a final de meta durante los primeros compases de la prueba, cuando el #73 se fue largo en San Donato y casi se lleva por delante al australiano: “El tipo se cruzó de repente, nos pasó a cuatro a la vez y se fue largo. Luego volvió a la trazada, pero había otros pilotos allí también. No podía hacer nada, sólo pilotar mi moto e intentar parar el caos. Es lo que hay. Es fácil cometer un error”.
El piloto de Townsville ha admitido que lo sucedido en Mugello con el piloto de Gresini fue normal por la importancia que tiene el rebufo. y lamenta no haber podido recuperar después la plaza que perdió en esa maniobra: “Márquez no se salió de la trazada por medio metro, se ha pasado por tres metros. Estoy contento de haber salido de allí de una pieza. Pero él se quedó en la moto y no recibió una Long Lap, así que eso es lo positivo. No le pasé, eso fue menos bueno".
El piloto de KTM ha destacado que sigue sin encontrar una buena puesta a punto en su moto, teniendo que regresar a la configuración básica de su RC-16 al no estar cómodo sobre ella con sus geometrías. El australiano ha agradecido a los austriacos el trabajo realizado con la aerodinámica de su moto, aunque asegura que todavía tienen que trabajar en algunas áreas para hacer una moto mucho más competitiva: “Funciona bien. Pero necesitamos entender mejor algunas cosas. Quizá tengamos que adaptar mejor nuestra geometría a la aerodinámica".
En ese sentido, el compañero de equipo de Brad Binder ha apuntado que, de cara a las próximas citas de la temporada, tendrán que hacer algunos cambios respecto al balance de pesos si quieren aprovechar las prestaciones de su moto: “Estoy pensando en la distribución del peso y en la puesta a punto. Así podremos aprovechar al máximo el paquete aerodinámico".
Hasta el año pasado, el mundial de MotoGP estaba viviendo uno de sus peores momentos de popularidad con gradas desiertas en muchos circuitos y cifras de televisión que no han dejado de menguar año tras año. Dorna reaccionó, y de cara a este 2023 introdujo cambios en el formato del fin de semana con el fin de atraer a más aficionados, y en lo que va de temporada, las cifras le están dando la razón al organizador del campeonato.
En el pasado Gran Premio de Italia acudieron más de 135.000 asistentes, el doble que en la edición anterior. Se trata de unos datos muy positivos, aunque Miller está convencido de que esta cifra habría mejorado sustancialmente si los precios de las entradas no fueran tan altos: "Fue mejor que en 2022. Pero hay que dejar de desplumar así a los pobres aficionados que vienen a vernos".
Las diferencias entre un circuito y otro son cada vez más evidentes. En ese sentido, si comparamos los precios de entrada de cada zona, nos encontramos con más de 300 euros de diferencia entre Le Mans y Mugello. Una entrada en la recta de meta de Le Mans costaba 136 euros, frente a los 440 euros de Mugello. Sin duda, se trata de unos precios desorbitados y a los que no todos los asistentes pueden hacerle frente.
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El #43 ha sido tajante y ha recordado que el problema es de mayor dimensión al tener que retener a los aficionados históricos, por lo que se debería reducir el precio para atraer más gente a los circuitos: “Queremos atraer a nuevos aficionados, así que hay que hacer que los precios sean comprensibles y razonables. Hay gente que se gasta sus ahorros aquí. No hay que cabrear a esos fans acérrimos, sin ellos no tendríamos a nadie. Si vendieran las entradas a precios como en Le Mans, incluso podríamos haber visto más gente en Mugello que en Francia”, concluía Jack Miller.