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La inesperada marcha de Suzuki del paddock de MotoGP sigue dando que hablar tantos meses después. Han llegado rumores de todo tipo sobre las posibles ‘novias’ para suplir la plaza que dejaron vacantes los japoneses en MotoGP, desde BMW hasta Kawasaki y pasando por MV Agusta; prácticamente todas las marcas.
De entre todas las posibilidades hay una que cobra especial relevancia y que ya tendría bastantes puntos ganados si miramos al actual paddock: Triumph. Los británicos son quienes proporcionan los propulsores tricilíndricos a todas las motos de Moto2, y como es natural, con tanta experiencia, podría caber pensar en los de Hickley como una opción realista.
Ahora uno de sus directivos, el jefe de producción de la marca Steve Sargent, da algunos tintes sobre el murmullo a Crash.net, empezando por los términos “de presupuesto” que, para ellos, “es un juego totalmente diferente”, que no es solo para “competir, sino "la cantidad de gasto en I+D y del esfuerzo que hay que hacer”.
Por el momento, sus declaraciones despejan la posible duda, al menos a corto plazo: “En estos momentos nos centramos en Moto2, Supersport y en adentrarnos en el Motocross y el Enduro”.
Bajo una estrategia vertical, con su presencia en Moto2 como suministrador exclusivo de los motores, querían “dar a conocer lo que somos capaces de hacer en términos de desarrollo de motores de altas prestaciones y la fiabilidad de la ingeniería que hay detrás”.
Eso los ha llevado a crecer “en los países donde MotoGP es muy popular”, señala, como “el sur de Europa, Indonesia”, donde, justifica, “el conocimiento de Triumph como marca ha aumentado significativamente gracias a nuestra participación en Moto2”.
El directivo justifica que “al final, lo que queremos es vender más motos. Creo que Moto2 nos ha hecho mucho bien”, y que también les sirve para atraer y formar talento: “También ha ayudado a traer ingenieros. Recibimos a muchos que quieren trabajar en Triumph y que nos dicen: ‘La razón por la que he presentado mi solicitud es porque os he visto en Moto2, soy un aficionado a las carreras y quiero participar en este tipo de cosas’”.
En la casa de Hickley, en Reino Unido, creen que el suministrar motores a Moto2 es una oportunidad para “demostrar que se puede poner un motor de carreras competitivo ahí fuera, para ser utilizado por tantos pilotos y equipos diferentes, y demostrar que es fiable”, labor que les sirve para que “con las motos de carretera, realicemos pruebas de resistencia en pista”.
A su juicio, si quieren “poner a prueba la robustez de tu ingeniería, ponla en manos de estos chicos de Moto2, que están desesperados por demostrar que son capaces de ser pilotos de MotoGP”.
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Uno de los entresijos más curiosos es cómo los pilotos “abusan” de los motores según Steve Sargent, llevándolos hasta las 14.000 RPM en la categoría intermedia. Los motores están sometidos a un castigo constante, incluso con reducciones bruscas. “Se pasan hasta las 15.300 vueltas, así que cuando vuelven después de cada tres rondas para ser desmontados, todos los motores que se abren, parecen nuevos”.