 Por John Fernández | Foto: MotoGP.com@johnnyfumi |
Los problemas con la Yamaha M1 son acusables ya no solo para Franco Morbidelli, cuyos resultados han sido considerados como ineficaces para estar en el equipo oficial, sino también por Fabio Quartararo. El campeón mundial en 2021 exprimió todo lo que le daba la moto la pasada temporada, y no ha sido solo un ultimátum el que ha lanzado a Yamaha, sino varios.
El último hace tan solo unos días, cuando a pesar de su apuesta por los de Iwata dijo que “en los dos años me tienen que demostrar que esos cambios van a pasar”, declaraciones a las que se suman las hechas a Speedweek, donde revela que los japoneses le pidieron al joven piloto francés “disculpas por ello antes de empezar la temporada”, en referencia a la falta de fiabilidad de los motores.
Su decepción ha ido in crescendo a lo largo de la temporada, aunque ya empezó con mal pie porque, naturalmente, “quería defender el título, pero tal y como comenzamos el mundial, al principio creí que no seríamos capaces de ganar ni una sola carrera”, y que los resultados negativos le inundaron: “Después de Austin me dije a mí mismo que tenía que dejar de pensar tan negativamente”.
El piloto de Niza recalca que, mientras la “primera parte de la temporada fue mejor de lo esperado, en la segunda mitad empezó a verse la realidad” y pone de relieve cómo ha cambiado su perspectiva desde que llegó al equipo: “Cuando fui subiendo de categoría, todo el mundo me decía que la Yamaha era la moto que a todo el mundo le gustaría pilotar porque era muy fácil de llevar”, pero eso parece ir en contra de lo que piensa el piloto sobre el estado actual de la máquina.
Para el ganador del mundial con Yamaha, “en los últimos años, el carácter de la moto ha cambiado mucho”, y testigo de ello ha sido este año. “Se ha vuelto más exigente físicamente”, reclama, y dice que no es una percepción solo suya: “Le pregunté a Cal Crutchlow, que tiene mucha experiencia y conoce la Ducati y la Honda qué pensaba”.
Resulta que el piloto probador oficial de la fábrica japonesa le dijo a Quartararo que “la Yamaha era la moto más exigente físicamente que ha pilotado nunca”, lo que dejó a Quartararo tranquilo porque “al menos eso confirmó que no era yo que mi estado físico no se ha deteriorado, por eso estoy trabajando duro”.
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El francés ya ha probado la especificación de la moto de 2023, y al menos se puede hacer la idea del camino que lleva. Quien sí ha estado inmerso de lleno en ese trabajo ha sido el probador oficial para la casa de Iwata, Cal Crutchlow, que hace tan solo unas semanas daba un aviso a Yamaha: “Deberían volver atrás y hacer que no necesites ser un piloto agresivo. Es la realidad”, explicó después de haber perdido el camino en el último test que se celebró en Cheste y en el que en el box azul solo se veían caras largas.
