 Redacción @todocircuitoweb |
Después de un 2022 para olvidar en el que Alex Márquez no está disfrutando al manillar de su Honda, el piloto de Cervera espera con ganas la llegada del mes de noviembre, momento en el que probará por primera vez su nueva Ducati Desmosedici durante el test oficial que acogerá el Circuito Ricardo Tormo de Valencia sólo dos días después de dar carpetazo al curso actual.
Hasta que llegue ese día, el catalán todavía tiene por delante ocho fines de semana más como piloto del LCR Honda Team, equipo al que llegó en 2021 tras haber completado un buen año de debut en el Repsol Honda Team. Hasta ahora, el menor de los Márquez sólo ha sido capaz de sumar 27 puntos en 12 carreras, un pobre bagaje que le ha convertido en el peor piloto Honda de la parrilla, sólo por delante del probador y sustituto de Marc Márquez, Stefan Bradl.
En Silverstone, el dorsal #73 fue incapaz de acabar en la zona de puntos, víctima una vez más del comportamiento de una RC213V que sigue sin funcionar en todo el proceso de paso por curva, y aunque los pilotos de HRC esperaban alguna mejora durante el verano que les ayudara a dar un pasito adelante, tanto Alex como sus compañeros de marca se han encontrado con un prototipo similar al del mes de junio.
De cara a esta recta final del año, Álex Márquez ya no espera que HRC les aporte novedades que sirvan para invertir su delicada situación, de modo que su filosofía no es otra que la de aprovechar lo que tienen y lidiar con sus problemas hasta Valencia. Así lo aseguró en Reino Unido durante una entrevista a ofrecida a DAZN: "Ahora no es el momento de marear tanto y buscar soluciones. Sabemos que esto es lo que tenemos ahora, y el máximo que podemos sacar. Ahora no podemos pensar ni en lo que llevan los demás o en lo que no llevan".
El piloto español no duda en ningún momento de la capacidad de un gigante como Honda para salir del pozo en el que se encuentran, aunque a la vez cree que en Japón deberían plantearse cambiar ciertos procedimientos y acercarse un poco más a la filosofía que siguen las marcas europeas, ahora mismo por delante de HRC en términos de desarrollo según palabras del propio Márquez: "Todos los pilotos del paddock sabemos que Honda es Honda. Quizás hay que cambiar algunas cosas. Los europeos, por su forma de trabajar, han cambiado muchísimo el paddock, la forma de trabajo, la tecnología, han estado un paso por encima. Antes la pionera era Honda, el seamless y otras cosas, pero en los últimos años, sobre todo en aerodinámica, parece que Ducati y ahora Aprilia están un paso por delante".
Precisamente una fábrica europea, Ducati, será la casa de Álex Márquez en 2023. El catalán ha confirmado que llevará "una GP22" en el equipo Gresini Racing, "una de las motos oficiales que acabarán en Valencia" matiza, y está convencido de que la marca de Borgo Panigale le dará la tranquilidad de saber que pilotará un prototipo competitivo capaz de estar en el podio y de ganar carreras, algo que actualmente no le sucede en Honda: "Ducati me aporta la seguridad de saber que es una moto que funciona y que depende del piloto, es lo que quiero. Me motiva muchísimo (...). Es una moto que funciona con muchos estilos de pilotaje. Seguro que cuesta al principio, pero yo me quedo tranquilo sabiendo que la moto es competitiva".
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Por primera vez desde su llegada a MotoGP, Álex Márquez pilotará en 2023 una moto distinta a la de su hermano Marc. Hasta ahora, los dos pilotos de Cervera podían hablar abiertamente sobre sus motos y darse consejos mutuos, algo que no podrá suceder el próximo año, una circunstancia que no parece importarle lo más mínimo al #73: "Marc y yo tenemos muy buena relación, muy cercana. Pero cuando estás en pista intentas lo mejor para ti, tenemos muchas cosas de la que hablar que no sean motos. Marc no me dará información y yo no se la daré a él, eso es así", sentencia Álex Márquez.
