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Hará cuestión de algo más de un mes hablamos sobre los cambios que afectarían al Mundial de Supersport y que se irían sucediendo con el paso de los meses. Al inicio de esta temporada permitieron motos de hasta 1000 cc, acabando con la limitación de las de 600 cc y cuatro cilindros en la categoría, y abrieron la veda a una importante mezcla de motos, motores y cilindradas en pista que, como era de esperar, ha causado todo tipo de discrepancias entre fábricas. La primera en quejarse fue Yamaha.
Pero recordemos también que el primer damnificado de este embrollo fue Ducati, que trajo su nueva Panigale V2 con 150 cv de potencia, y que hizo sombra en pretemporada a motos como la tetracilíndrica de Yamaha, la YZF-R6, con 120 cv. Resultado: la FIM acabó metiendo mano a la moto italiana, primero ordenando regular las válvulas de 0 a 180 km/h al 75%, y en un 80% a más de 200 km/h.
No es una sorpresa que la FIM ha puesto a los de Borgo Panigale bajo la lupa desde el inicio de la temporada. De hecho, hasta la primera carrera nadie supo con certeza cómo reaccionaría la V2 ni cuál sería la diferencia con el resto de competidores (Yamaha, principalmente). Dos rondas después ya hemos podido ver los primeros resultados tanto en Aragón como en Assen.
Decir que se esperaba de Bulega un rendimiento superior como demostró en pretemporada; pero en las dos rondas que llevamos, ha sido incapaz de superar a las Yamaha R6 del Ten Kate Racing y del EAB Racing Team en las cuatro carreras que ha habido hasta el día de hoy (dos por cada ronda). La limitación ha hecho sus efectos, ¿pero a quién perjudica esto? A Ducati, obviamente. Si no, fijémonos en los resultados.
En la primera carrera de Aragón, Bulega terminó en cuarta posición, en la segunda, se subió al cajón del podio con un tercer puesto, y en ambos casos con unas cuantas milésimas de diferencia y una velocidad punta máxima de 272.7 km/h, mientras que las R6 de Baldassarri o Aegerter firmaron máximos de 275.5 km/h.
En Assen la cosa no fue mejor, con un mejor tercer puesto en la primera carrera, por detrás de dos Yamaha, y un cuarto en la segunda, aunque aquí sí, con algún que otro km/h más (254.7 km/h respecto a los 252.3 km/h de la mejor Yamaha), pero con hasta casi medio segundo de diferencia.
Más allá de estos datos, dos carreras ha necesitado la FIM para volver a ajustar los reglajes a los de Borgo Panigale, permitiendo a los italianos aumentar la apertura de válvulas del 75 al 78% de 0 a 180 km/h, pero manteniendo el 80% por encima de los 200 km/h. Esto levanta la mano levemente a favor de la V2 de Ducati para conseguir un pequeño, pequeñísimo, extra de potencia por debajo de los 180 km/h.
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Esta nueva reglamentación para Ducati será obligatoria a partir de la próxima ronda en Estoril, que se celebrará este mismo fin de semana en tierras portuguesas, y donde podremos ver por qué cauces discurren estas nuevas reglamentaciones, y si volverá a haber nuevas indicaciones al respecto por parte de la FIM.