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No hay duda de que una de las rivalidades más grandes de la historia del motociclismo ha sido la que han tenido Valentino Rossi y Jorge Lorenzo. Dentro y fuera del box, dentro y fuera de la pista. Con un recién llegado Jorge Lorenzo a la categoría reina, en 2008 hizo un discreto pero buen campeonato, quedando 4º en la general. En el siguiente año, en 2009, las tornas cambiaron, y Rossi era el rey del mambo en Yamaha, con permiso de grandes nombres como Casey Stoner. Pero su papel de líder al frente de Yamaha peligraría.
Alguien que conoce muy bien los entresijos de esa trayectoria y esa competitividad es Ramón Forcada, jefe de mecánicos de Lorenzo por entonces. Con un box dividido y dos jefes de equipo, uno para Lorenzo y otro para Rossi, cada victoria se celebraba como un auténtico Mundial.
En Qatar los dos subieron al podio al inicio de la temporada 2009. Y Forcada tuvo una conversación en la que Rossi ya veía venir al futuro campeón del mundo: "Recuerdo que tuve una pequeña charla con Valentino y me dijo: 'Oh, siempre va a ser así', porque Jorge era impresionante porque en esa moto no es fácil hacer la pole en la primera carrera de tu vida. Cuando un nuevo piloto llega y en la primera carrera se hace con la pole y termina en el podio el primer piloto se pone en modo alerta".
Y es que la nueva generación de pilotos venía a cambiar completamente las papeles y a revolucionar el Mundial de una manera que ningún piloto había vivido antes. Y el primero, Valentino: "Normalmente, el piloto número uno es el Rey. La generación de Dani Pedrosa, Casey Stoner, Jorge Lorenzo, no respetó ese puesto en el sentido deportivo. Y eso era algo nuevo para Valentino", dice Forcada.
Pero donde se asentaron las bases de esa encarnizada lucha fue en el Gran Premio de Cataluña de 2009. Una de las más históricas y mejor recordadas en los anales de la historia del Mundial. La lucha, más allá del campeonato, se batía por ver quién se hacía líder en el box. Y Forcada y todo el equipo eran conscientes de ello: "Una de las carreras más importantes para la trayectoria de ambos en Yamaha era la de ese mismo año en el Gran Premio de Cataluña".
Con una sonrisa, Forcada, y todos los que por aquel entonces estaban involucrados en Yamaha, incluido los propios pilotos, recuerdan con mimo aquella carrera, más allá de las rivalidades. Una carrera que hoy, trece años después, sigue siendo recordada por todos. Durante toda el GP, los adelantamientos se sucedían en favor y contra de uno y otro. Hasta la última curva.
Aquella última vuelta enfrentó a dos boxes. A dos pilotos sin límites. A un jovencísimo e inexperto Lorenzo y a un veteranísimo Valentino Rossi. A partir de la curva diez, y casi al término del circuito, Lorenzo le devolvió uno de los múltiples adelantamientos a Rossi, y el mallorquín tenía la firme convicción de que, si le pasaba allí, llegaría al final ganando aquella carrera.
"Jorge pensaba lo que todo el mundo pensaba: 'Vale, si puedes llegar liderando a la curva 10, vas a ganar la carrera'", se dijo así mismo Forcada. Sorpresa cuando, en la última curva, Valentino metió la moto en un adelantamiento que parecía imposible y se hizo con la carrera. "Jorge no esperaba ese adelantamiento, y se olvidó de cerrar la puerta en la última curva porque normalmente es un punto en el que no entra ni adelanta nadie", recuerda Forcada.
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Aquella carrera decidió al próximo líder de Yamaha en los próximos años, rompiendo la lanza a favor de Rossi, que también ganaría ese mismo año el campeonato.