 Por John Fernández @fernanduzo |
Oficialmente, hoy es el último día de Álvaro Bautista en Honda. Su contrato con el equipo de HRC en el Mundial de Superbikes finalizaba el 31 de diciembre, aunque no es nada nuevo. El español de 37 años ha pasado dos temporadas en el WSBK que esperaba, fuesen bastante mejor, pero los resultados no terminaron de llegar para el de Talavera de la Reina.
De hecho, su periplo en el Mundial de Superbikes empezó con muy buenos resultados encima de la Ducati Panigale V4 R del Aruba.it Racing. Hablamos de que subió 24 veces al podio y ganó 16 carreras, coronándose subcampeón del mundo por detrás de Jonathan Rea y Kawasaki.
La economía y una Honda CBR1000R-R le hicieron no pensárselo dos veces el siguiente año, y acabó firmando contrato con HRC. Desde luego, la nueva Honda tenía potencial y prometía buenos resultados. Bautista creyó en el proyecto de Honda, pero la Fireblade no cumplió del todo con sus expectativas ni cuadró con su estilo de pilotaje. ¿El resultado? Tres terceros puestos y 9ª y 10ª posición en la general del WSBK en 2020 y 2021. Un desastre para el talaverano.
Dos años prometedores, pero completamente vacíos en cuanto a resultados frustraron a Bautista:"El momento fue más duro de lo esperado. Esperaba ser más competitivo. Sobre todo después de mi primer año en Superbikes, donde fui bastante rápido y me sentí bastante bien sobre la moto. Con la Honda me encontré una moto nueva y empezar de cero no fue fácil. Tampoco fue fácil luchar por las primeras posiciones. Para el segundo año esperaba grandes progresos pero no llegaron. Empezamos la temporada 2021 más o menos como la habíamos dejado el año anterior, sin cambios", reconoce en una charla con Speedweek.com.
Y sin esos cambios, ni Honda ni Bautista supieron dar con la tecla para adaptar la moto al piloto y viceversa... ¿Resultado? Sin sensaciones buenas sobre la Fireblade: "Hemos trabajado mucho en la moto. A mitad de temporada decidimos que no haríamos más cambios importantes en la configuración y el chasis. En las primeras carreras lo intentamos mucho, pero no encontramos nada que me hiciera más rápido o me diera mejores sensaciones. Así que tomamos la configuración básica y tratamos de dar pequeños pasos con la electrónica y la distribución del peso. A partir de ahí fuimos más constantes".
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A pesar de ello, el español se lleva buena lección aprendida de un momento tan duro en la competición: "Fue muy duro. Pero al mismo tiempo he aprendido mucho. En mi primer año de Superbike fui rápido y por eso no me preocupé de cada detalle. En los dos últimos años he tenido que cuidar cada detalle y por eso ahora sé mucho mejor con los neumáticos y en la propia clase. Ahora tengo más experiencia y me siento mejor conductor. Porque siempre he intentado sacar el máximo partido a todo. Antes, era rápido, pero no sabía exactamente por qué. La Ducati ya estaba bien desarrollada y era más fácil de manejar".
