![]() @todocircuitoweb |
Que Yamaha está trabajando muy en serio en la sobrealimentación para solucionar los problemas de emisiones es un secreto a voces. Hace poco más de un mes ya te hablamos aquí del prototipo que los de Iwata han preparado tomando como base el chasis de una MT-10 al cual le han desprovisto de su motor de cuatro cilindros y aspiración natural para dar entrada a un propulsor CP3 de tres cilindros heredado de la MT-09 equipado con un turbocompresor.
Este prototipo en el que Yamaha lleva meses trabajando ofrece unas prestaciones realmente sorprendes, por encima incluso de las cifras que entrega el motor de la MT-10 de 1000 cc y cuatro cilindros: 180 cv de potencia a un régimen máximo de 8.500 vueltas, aunque lo más llamativo es su demoledora cifra de par moto con 176 Nm desde sólo 3.000 rpm., es decir, un auténtico obús desde bajas vueltas.
¿Por qué optar ahora por un sistema de sobrealimentación? La respuesta es clara y sencilla: reducir las emisiones de los motores. Si bien Yamaha también trabaja en paralelo en una TMAX híbrida de rango extendido para explorar otros caminos, los ingenieros de Iwata son conscientes de que la inminente normativa Euro5 y la futura Euro6 juegan en su contra a la hora de conseguir grandes cifras de potencia en la parte alta del cuentavueltas.
Europa lleva tiempo apretando a los fabricantes para que desarrollen motocicletas menos contaminantes, y eso ha obligado a las marcas a añadir más catalizadores (y peso) en sus sistemas de escape y a incrementar paulatinamente la cilindrada de sus motores para conseguir mantener las mismas cifras de potencia máxima y régimen de giro y evitar así una pérdida de prestaciones.
Hasta ahora, la solución de añadir más catalizadores y más cilindrada a medida que se endurecen las normativas anticontaminación está funcionando bien, pero llegará un momento en el que las marcas no tendrán más remedio que reinventarse si quieren seguir apostando por motores de combustión potentes y dinámicos, y tanto la hibridación como el uso de sistemas de sobrealimentación son dos caminos perfectamente válidos.
Yamaha parece estar convencida de que la tecnología que ofrecen los turbocompresores puede ser de utilidad a medio plazo, por eso los japoneses no se han detenido con su último prototipo y ahora han patentado nuevos diseños para recolocar todo el sistema de sobrealimentación en la parte delantera del motor, donde habitualmente se coloca el radiador.
El portal británico Bennetts ha publicado unos diseños ya patentados por Yamaha en los que aprecia la instalación de la 'caracola' del turbo y el intercooler entre la rueda delantera y el motor, moviendo el radiador de la motocicleta a la zona de la quilla.
De este modo, Yamaha acorta al máximo el recorrido de los gases de escape que entran directamente en el turbo y que, a continuación, mueven la turbina para expulsar aire que pasa primero por el intercooler para entrar de nuevo en los cilindros a través de las válvulas de admisión, minimizando así el efecto 'lag' del que suelen pecar los motores sobrealimentados por un turbo convencional.
Además, pensando en nuevas normativas anticontaminación más severas, Yamaha también ha presentado una patente en la que se puede ver un sistema de colectores específico para este motor sobrealimentado en el que hay espacio para añadir múltiples convertidores catalíticos que elevan la temperatura de los gases de escape en repetidas ocasiones para reducir así sus niveles de contaminación, evitando así la necesidad ampliar y colocar más catalizadores en el tramo final del sistema de escape, justo antes del silenciador.
Leer también: XR9 Carbona by Bottpower: un kit para la MT-09 y XSR900 absolutamente demencial
Viendo el impulso que está cogiendo este proyecto tan especial en el que trabaja Yamaha, sería muy extraño que la marca de los diapasones no termine lanzando al mercado algún modelo de corte deportivo o naked que utilice la sobrealimentación como solución a los problemas de emisiones añadiendo a la vez ese picante que siempre aporta un turbo a la conducción de una motocicleta. Kawasaki ya ha demostrado con sus H2 y Z H2 que hay vida más allá de los sistemas de aspiración natural, ¿será Yamaha la siguiente en sumarse a esta tendencia?