 Redacción @todocircuitoweb |
Pol Espargaró todavía tendrá que esperar hasta el próximo mes de febrero para ponerse a los mandos del que será el tercer prototipo distinto que pilota en la categoría reina desde que debutó en este paddock en el año 2014 después de haber conquistado el título de Moto2 sobre una Kalex.
La Honda oficial del equipo Repsol será la tercera MotoGP que pasa por las manos del piloto de Granollers, un hombre que ya acumula entre sus manos tres años de experiencia sobre una Yamaha M1 además de cuatro cursos consecutivos en el seno del equipo oficial KTM, completando en 2020 su mejor temporada en MotoGP con cinco podios y una quinta posición final en la clasificación.
En Portimao, el menor de los Espargaró tuvo ocasión de recordar cómo fue su llegada a KTM a finales del año 2016, un desafío que el piloto español afrontó cargado de optimismo después de correr con el Yamaha Tech 3 entre 2014 y 2016, tres temporadas en las que Pol reconoce que no llegó a verse dentro del proyecto conjunto que tenía Yamaha en MotoGP: "Antes de cambiar a KTM, estaba corriendo para otra fábrica y no tenía la sensación de ser parte de algo grande y de que pudiera lograr algo importante. Me trataron con un 'rookie' y después de tres años no tenía la sensación de haber aprendido mucho", admite el catalán en declaraciones recogidas por Speedweek.com.
Aceptar una oferta como la que KTM le había puesto sobre la mesa fue un riesgo que Pol decidió correr: "Cuando me enteré del proyecto KTM lo vi como una oportunidad para formar parte de un proyecto histórico. Conocía a KTM desde hacía mucho tiempo y había visto a este fabricante triunfar en otros campeonatos. Entonces me pregunté, ¿por qué no pueden hacer lo mismo en MotoGP? Tenía muchas ganas de ser parte del proyecto porque tenía sensación de que juntos podríamos llegar a la cima".
El piloto español tuvo la oportunidad de probar por primera vez la RC16 de KTM en Cheste sólo 24 horas después de haber corrido el Gran Premio de Valencia con la Yamaha del Tech 3, un estreno que el #44 recuerda ahora con cierta añoranza: "Fue en Valencia, en noviembre de 2016, estaba probando la nueva moto. Por supuesto en ese momento había muchas cosas que no funcionaban como debían durante las primeras vueltas, era una moto nueva, pero ya pude apreciar el carácter de la moto, que después nunca ha cambiado en estos cuatro años".
A pesar de que la RC16 todavía estaba muy verde, Espargaró asegura que fue capaz de entender muy rápido lo que necesitaba esa moto: "Me di cuenta de que la moto funcionaría en el momento en el que yo cambiara mi estilo de pilotaje, ese fue mi primer enfoque. Antes, con la otra fábrica en la que estaba, parecía que el piloto no tenía una influencia real en el tiempo por vuelta. Con la KTM era diferente. Dependiendo de lo mucho que fueras al límite o lo mucho que arriesgaras, los tiempos por vuelta mejoraban. Eso para mí fue muy importante".
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Aquel 15 de noviembre, Pol y KTM sentaron las bases de un proyecto que hoy, cuatro años después, ya ha demostrado ser ganador en MotoGP y un firme candidato al título, aunque ya tendrá que ser con él fuera del equipo: "Cuando volví a boxes pude ver la cara de toda esa gente esperando mi veredicto. Yo estaba muy contento. Aunque todavía había muchos problemas por resolver porque la moto y el proyecto eran muy nuevos, pude reconocer de inmediato el carácter de la moto, y eso me emocionó", finaliza el ya piloto del Repsol Honda.
