 Redacción @todocircuitoweb |
Yamaha contará con cinco pilotos de primer nivel en 2020. Además de mantener a sus respectivas parejas en el equipo oficial y en la estructura satélite del Petronas, la fábrica de Iwata recupera a su hijo pródigo, Jorge Lorenzo, el último piloto que ha sido capaz de darle un título mundial -hasta tres- a la marca de los diapasones.
Los dorsales que lucen a día de hoy los cinco pilotos de Yamaha en el campeonato son plenamente conocidos por todo el mundo. El inconfundible 46 de Valentino Rossi (que lo tomó prestado de su padre Graziano), el 12 que Maverick Viñales luce en el frontal de su Yamaha después de abandonar el 25 a finales de 2018 (nació un 12 de enero y por eso usó este numero en sus inicios) y el 20 y el 21 de Fabio Quartararo y Franco Morbidelli son números que, a buen seguro, destacarán este año en el Mundial de MotoGP.
Curiosamente, el destino ha querido que la suma de los dorsales de los cuatro pilotos Yamaha que correrán este año el campeonato dé como resultado... el 99 de Jorge Lorenzo.
El mallorquín ha sido el último en llegar este año a la fábrica de Iwata, y tal y como él mismo ha compartido en sus redes sociales: "Parece que el destino está escribo (o más bien sumado)", bromeaba Jorge en Instagram junto a una imagen donde aparece reflejada esta curiosa suma.
Desde luego, en Yamaha no han escatimado recursos a la hora de intentar acabar con el aplastante dominio de Marc Márquez en MotoGP. La incorporación de Lorenzo al equipo de pruebas capitaneado por Silvano Galbusera -hasta 2019 jefe técnico de Valentino- es la mejor de las noticias que podían recibir los pilotos Yamaha, a sabiendas de que el español está considerado como uno de los mejores desarrolladores de motos de todo el paddock.
Coincidiencia o no, Ducati experimentó una notable mejora de rendimiento cuando el balear se incorporó a sus filas en 2017. Sin ir más lejos, Andrea Dovizioso cosechó en aquel curso su mejor temporada en MotoGP hasta esa fecha, sumando 261 puntos para firmar el primero de sus tres subcampeonatos consecutivos.
En Honda, el #99 se encontró con una RC213V 2019 que ya estaba 'hecha' a los gustos personales de Marc Márquez, una moto con la que Lorenzo jamás fue competitivo. Su esperanza pasaba por trabajar durante el año en la moto de 2020, confiando en que los japoneses se centraran en desarrollar una moto más humana con el piloto en la que primara el paso por curva por encima de la estabilidad en frenada y aceleración, los dos puentes fuertes de Marc.
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Lamentablemente el cúmulo de lesiones y la reticencia de HRC a modificar el comportamiento de la RC213V llevaron a Jorge a colgar las botas en noviembre para regresar dos meses y medio después a la que fue su casa durante nueve temporadas, esta vez como piloto de pruebas... al menos de momento.
