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Indianápolis tiene sus días contados en el calendario del Mundial de Motociclismo. Aunque Dorna todavía no lo ha hecho oficial, en el paddock de MotoGP ya se da por hecho que éste será el último año que MotoGP visitará el mítico Brickyard. Razones no faltan: el estado de Indiana parece haber retirado el apoyo económico que venía aportando desde 2008 para la celebración de esta carrera, un dinero que se hacía imprescindible para poder organizar un evento de esta magnitud. Además, las gradas permanecen prácticamente vacías año tras año, y la ausencia de pilotos norteamericanos resta interés a los aficionados del país.
En el caso de cumplirse los pronósticos, EEUU acogerá un único gran premio a partir de 2016, el de Austin, de modo que Indianápolis dejaría sitio a otra ronda europea que ya está confirmada, la de Austria, que se correrá en el Red Bull Ring ubicado en Spielberg. La salida de Indy también es necesaria si Dorna quiere dar la oportunidad a países como Chile, Tailandia o Indonesia de acoger una prueba del Mundial a partir de 2017, mercados que, en este momento, son más jugosos a nivel económico que EEUU, donde el Mundial no termina de funcionar en términos de audiencia.