
Aunque
Jorge Lorenzo no deja de repetir que su intención es de la
retirarse dentro del equipo oficial Yamaha, los rumores y las charlas 'en voz baja' que se suceden por el paddock de MotoGP dicen lo contrario. El piloto mallorquín se está viendo ampliamente superado esta temporada por su compañero de equipo
Valentino Rossi, líder del mundial con casi el doble de puntos que el español, que ahora mismo es cuarto tras disputarse las tres primeras carreras del año, tres citas en las que, por cierto,
todavía no ha subido al podio.
Lorenzo aseguró durante la pretemporada que este año estaba físicamente mejor que nunca, además de contar con una moto que estaba al nivel de la RC213V de Márquez y Pedrosa. 2015 parecía ser su año y, sin embargo, las cosas no le están saliendo como esperaba, especialmente después de la sorpresa que ha dado Ducati con su Desmosedici GP15, una moto competitiva desde la primera carrera de Losail.
A pesar de que la Yamaha M1 ha dado un paso adelante muy importante en cuanto a rendimiento -no hay más que ver a Valentino- parece que el rumbo que ha tomado el fabricante japonés para evolucionar su moto no termina de convencer a Lorenzo, que sigue sin encontrar el feeling necesario con su Yamaha. El español, que ya se temía esta situación, fue prudente el año pasado e intentó negociar su renovación con Yamaha por una temporada con opción a renovar por un segundo año si las cosas marchaban como él esperaba. La marca de Iwata se negó a aceptar este trato, y a cambio le ofreció a Jorge renovar por dos temporadas -hasta finales de 2016- aunque con opción a aplicar una cláusula de rescisión en 2015 en el caso de que el español quisiera dejar el equipo antes de cumplir el contrato.
¿Y cuál podría ser el motivo por el que Lorenzo querría renunciar a los 6 millones de euros anuales que cobra de Yamaha? En una palabra, Ducati. La marca italiana tiene una moto que funciona, la Desmosedici GP15, bautizada por muchos como la 'RC213V de Borgo Panigale' por las soluciones técnicas adoptadas. Uno de los grandes culpables del éxito de esta moto es Gigi Dall'Igna, que llegó a Ducati a finales de 2013 con la firme intención de recuperar la gloria perdida del frabricante italiano en MotoGP.
Lorenzo y Dall'Igna mantienen una relación excelente desde que, en 2004, el español ganase su primera carrera mundialista en 125 con Derbi, donde Dall'Igna era el responsable técnico. Ambos siguieron trabajando juntos logrando en 2006 y 2007 el título Mundial de 250 cc con Aprilia, hasta que en 2008 Lorenzo fichó por Yamaha y la relación profesional entre ambos finalizó.
El cocktail parece sencillo: una moto que funciona, un responsable técnico con el que se lleva a las mil maravillas y una marca, Ducati, que nunca ha negado su interés por fichar a Jorge Lorenzo. ¿Veremos al mallorquín vestido de rojo la próxima temporada?