Jorge Martín se marchó del último Gran Premio de la Comunitat Valenciana con mal sabor de boca, y no fue por sus resultados en pista. El piloto del Aprilia Racing Team sufrió el robo de su bicicleta de carretera en el transcurso del fin de semana, un mal trago que, afortunadamente, ha acabado con final feliz.
La Guardia Civil ha confirmado este mismo domingo la detención en Madrid del presunto autor de los hechos. Se trata de un hombre de 44 años que, lejos de ser un novato en esto de lo ajeno, ya contaba con un historial delictivo considerable. Lo más sangrante del asunto es que el individuo cometió el robo aprovechando que disfrutaba de un permiso penitenciario. Vamos, que salió de permiso y decidió pasarse por el Ricardo Tormo a hacer su particular agosto.
El objeto de deseo no era una bici cualquiera que puedas encontrar en tu tienda de barrio. Hablamos de una máquina de precisión, una Pinarello valorada entre 15.000 y 20.000 euros. Para que os hagáis una idea de la magnitud del robo, se trata de una edición tan limitada que, según los datos de la investigación, solo existen dos unidades idénticas en todo el mundo. Intentar colocar algo así en el mercado de segunda mano sin que salten todas las alarmas es prácticamente misión imposible.
Lo que verdaderamente preocupa y sorprende es la facilidad con la que se movió el ladrón por una zona supuestamente blindada. El detenido logró acceder al corazón del paddock y a la zona de los motorhomes utilizando una táctica de camuflaje clásica: hacerse pasar por personal de una de las escuderías, concretamente del equipo KTM.
Con la ropa adecuada y la actitud correcta, se paseó entre los camiones de los equipos como si fuera uno más de la familia de MotoGP.
Su objetivo estaba claro. Fue directo a la autocaravana de Jorge Martín y forzó el compartimento de carga. Lo curioso es que, según trascendió, había otros objetos de valor allí mismo que ni miró: iba a tiro hecho a por la bicicleta. La sacó de allí con total frialdad mientras todo el paddock estaba centrado en lo que ocurría en la pista.
Pero como suele pasar, el crimen perfecto no existe. El error que le ha costado la detención no ocurrió dentro del circuito, sino en los alrededores. Los agentes de la Guardia Civil se han pegado una maratón revisando horas y horas de grabaciones de seguridad, no solo del trazado de Cheste, sino de las instalaciones colindantes.
Fue en una gasolinera cercana donde cazaron al sospechoso en vídeo: entraba allí portando la bicicleta, todavía vestido con su disfraz de miembro de equipo.
Tirar de ese hilo ha permitido a los investigadores identificarlo y localizarlo en su domicilio de Madrid. Al investigar su perfil, se encontraron con una joyita: no solo tenía antecedentes por delitos contra el patrimonio, sino que también se le investigaba por el robo de un coche en un concesionario.
La operación ha sido un éxito gracias al trabajo conjunto del Equipo de Policía Judicial de Ribarroja, en Valencia, y el Puesto Principal de Majadahonda, en Madrid. Han sido estos últimos quienes finalmente le echaron el guante en su propio barrio esta semana, poniendo fin a la escapada.
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Ahora, el detenido y todas las diligencias han pasado a manos de la justicia, concretamente a la Sección Civil y de Instrucción del Tribunal de Instancia de Requena nº 2.
