
Toprak Razgatlioglu ya sabe lo que es pilotar la nueva Yamaha V4 de MotoGP. La firma de Iwata le ofreció al turco la posibilidad de probar su nuevo prototipo aprovechando unas jornadas de test privados organizadas en Motorland Aragón, circuito al que Toprak se desplazó desde su Turquía natal para dar una treintena de vueltas y adaptar la ergonomía de la YZR-M1 a sus necesidades.
Con unas temperaturas que no invitaban a tomar riesgos, Toprak marcó una mejor vuelta de 1:49.176, lejos de los mejores cronos marcados en este circuito durante el GP de Aragón celebrado en junio (la pole, firmada por Marc Márquez, fue de 1:45.704, y Fabio Quartararo fue la mejor Yamaha en Q2 con un 1:46.441).
Sabía que el 1:48 estaba al alcance y la frustración era evidente. "Si hubiera tenido otra goma, creo que habría podido rodar fácilmente en 1’48”", aseguró el turco en una charla recogida por el portal MotoEtkinlik. La negativa del equipo desató su instinto. "Lo había pedido, pero no han podido darme otra. Incluso dije que la pagaría yo, pero no había gomas disponibles".
La realidad es que Yamaha no pecaba de tacañería. El equipo había llegado al límite de neumáticos asignados por reglamento para los test (260 para todo el año), arriesgándose a una penalización: "Tenía dos neumáticos nuevos disponibles porque el objetivo era subirme a la moto y familiarizarme con ella", matizó el tricampeón de SBK.
Este primer contacto ha sido un baño de realidad. El salto de SBK a MotoGP es un abismo, y Toprak lo explicó con claridad. "Obviamente, la MotoGP da una sensación completamente diferente a la SBK", detalló. "Es mucho más sensible: basta una pequeña derrapada y lo sientes enseguida".
El gran reto en Aragón, además del frío asfalto de noviembre, fue el delantero Michelin. Una bestia negra para los pilotos de SBK, acostumbrados al comportamiento de los Pirelli. "Todos dicen que el delantero Michelin no tiene agarre con bajas temperaturas y no se debe usar de forma agresiva. Por eso intenté ser un poco más delicado", admitió Razgatlioglu.

A pesar de la cautela, encontró ritmo al final. Pero es consciente de que esto solo acaba de empezar y fue honesto sobre el proceso: "Está claro que hay mucho camino por recorrer porque aún no conozco los límites del delantero. Quizá tenga que caerme un par de veces… no lo sé".
No solo son las gomas. Si hay algo que define a MotoGP son los frenos de carbono. Para Toprak, es el punto clave. "Los frenos son lo más diferente, aquello a lo que cuesta más acostumbrarse. La estructura del V4 es distinta. La parte delantera de 4 en línea tiene más agarre, así que Yamaha tendrá que trabajar en ello.", sentenció.
Yamaha sabe lo que tiene entre manos y ha puesto toda la carne en el asador. Arropando al turco en el box de MotorLand estaban los dos probadores oficiales, el veterano Andrea Dovizioso y el español Augusto Fernández, analizando cada gesto de su futura estrella.
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Aunque su ambición le pedía más, el objetivo principal se cumplió. "Lo importante es que no me he caído y he podido conocer un poco la moto", resumió. Este aperitivo en solitario ha terminado. El próximo martes, en el Circuit Ricardo Tormo, llegará el bautismo de fuego definitivo: el test oficial de Valencia, donde se verá las caras, por fin, con el resto de la parrilla de MotoGP.

