
Ha tardado dos años en volver a subirse a una MotoGP, pero la espera ha merecido la pena. Toprak Razgatlioglu, tricampeón del Mundial de Superbikes, inició este pasado lunes su verdadera andadura hacia la categoría reina. El escenario: MotorLand Aragón. La máquina: la esperadísima Yamaha M1 con el revolucionario motor V4.
El pit lane del trazado aragonés fue testigo de la primera toma de contacto real de Toprak con la moto que pilotará a tiempo completo en 2026. Tras aquel primer test en Jerez hace dos años, esta prueba marcaba el inicio de un programa de adaptación mucho más serio.
No se trataba de batir récords, sino de un shakedown en toda regla. El objetivo principal era que el turco, con un estilo de pilotaje único forjado en SBK, comenzara a adaptarse a la M1 V4: ergonomía, sensaciones con el gas, y la primera impresión del carácter del motor eran las prioridades.
La jornada en Aragón no fue fácil en cuanto a condiciones. El frío de noviembre obligó al equipo a esperar. Toprak no pudo salir a pista hasta las 12 del mediodía, momento en que el termómetro marcaba unos tímidos 18 grados centígrados, lejos de las temperaturas ideales en las que se disputó el Gran Premio de Aragón en junio.
Yamaha ha puesto toda la carne en el asador para su futura estrella. Arropando al turco en el box y siguiendo sus evoluciones de cerca, se encontraban los dos probadores oficiales de la casa de Iwata: el español Augusto Fernández y el experimentado Andrea Dovizioso.
En las tres horas de tiempo efectivo de las que dispuso, Razgatlioglu se centró en acumular kilómetros y confianza. Completó algo más de 30 vueltas al circuito, un trabajo metódico para empezar a entender los secretos de los frenos de carbono y la electrónica de MotoGP.

Al final de la sesión, el cronómetro se detuvo en 1:49.176 según fuentes del paddock. Es el primer registro, el punto de partida sobre el que construir. Una cifra que, por ahora, significa poco, pero que sirve como referencia inicial.
Poner ese tiempo en perspectiva es un ejercicio complicado. En el Gran Premio de Aragón del pasado junio, disputado con más calor, Marc Márquez marcó un 1:46.974 en la FP1 con la Ducati GP25, en la primera sesión del fin de semana, bajando después a 01:45.704 para hacer la pole. Las condiciones de adherencia y temperatura eran radicalmente opuestas.
Si buscamos referencias dentro de la propia Yamaha en ese mismo GP, Fabio Quartararo (con la M1 de cuatro en línea) paró el crono en 1:46.441 en la Q2. El propio Augusto Fernández, ya sobre el prototipo V4, hizo 1:47.474 en la Q1. Comparar esos tiempos de clasificación con el primer día de escuela de Toprak en un día frío no es realista.
Este test en solitario ha sido solo el aperitivo. El verdadero bautismo de fuego para Razgatlioglu llegará el próximo martes. Será en el Circuit Ricardo Tormo de Valencia, donde compartirá pista por primera vez con el resto de la parrilla de MotoGP en los test oficiales de post-temporada.
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Mientras se prepara para el gran salto, hay un detalle que el turco ya debe ir asimilando: tendrá que cambiar de dorsal. Su icónico número 54 ya está asignado a Fermín Aldeguer. Todo indica que Toprak recuperará el 7, un número que ya lució en sus inicios en la R6 Cup.

