Pedro Acosta dice haber encontrado la calma en medio de la tormenta. El piloto español no ha tenido más remedio que asumir la frustración mental que llegó a sentir durante las primeras carreras por culpa de su KTM, y ahora mira con expectación al gran Big Bang que vivirá el campeonato en 2027.
Acosta, que nunca rehúye un titular, tiene claro el escenario que se presenta. Con la revolución reglamentaria (motos de 850 cc) y el cambio de neumáticos (llega Pirelli) en el horizonte, el murciano define el próximo gran mercado de pilotos con una sola palabra: “Creo que será una lotería, si soy honesto”.
Para llegar a este punto de serenidad, el español ha tenido que resetearse. Él mismo confiesa que el enfado no le llevaba a ninguna parte. “Vi que estar enfadado y no estar satisfecho, y estar, diría, enfadado conmigo mismo porque los resultados no llegaban, no era mi camino a seguir, y todo era aún peor”, admitió Acosta en declaraciones a la web oficial de MotoGP.
Esa negatividad se convirtió en una losa en el día a día. El piloto reconoce que esa actitud provocó que "todo fuese bastante difícil de llevar". Ahora, el enfoque es radicalmente distinto. El Acosta 2.0 es más metódico. “Ahora, estoy bastante tranquilo. Sé que estoy dando mi 100%”, asegura.
Ahora que ha encadenado dos podios en las tres últimas rondas del campeonato -fue segundo en las carreras de Indonesia y Malasia-, insiste en que está "sacando el 100% del paquete que tenemos, si no está en mis manos, no me puedo enfadar en absoluto”.
Esta calma personal, sin embargo, no rebaja ni un ápice la exigencia sobre su fábrica. Acosta sabe que la paciencia tiene un límite y manda un mensaje directo a Austria. “En KTM saben exactamente que tienen que trabajar”, subraya, consciente de que el material debe mejorar.
El objetivo es ambicioso y no se esconde. “Saben que tenemos que dar un paso si queremos luchar por algo, o al menos estar constantemente en el podio”, insiste, aunque matiza: “No puedes conseguirlo todo de la noche a la mañana”.
El terremoto de 2027 es inevitable. Todos los grandes contratos de fábrica expiran a finales de 2026, lo que obligará a los equipos y pilotos a apostar casi a ciegas por un proyecto técnico completamente nuevo, y Acosta resume el riesgo de esa decisión en términos de puro azar. “Seguro, quien haga una apuesta para el 27 tendrá un 50/50: 50% de posibilidades de ganar y el otro de perder”.
Mientras llega ese momento crucial, el español vuelve a centrarse en el presente inmediato y se muestra optimista con el calendario. “Es cierto que estoy bastante animado por ver Europa de nuevo, porque para KTM, creo que vienen pistas realmente buenas”, afirma.
Señala los trazados de"Portugal y Valencia" como territorio amigo para la marca naranja. "Me sentí bastante bien la temporada pasada en Portugal", recuerda, lanzando un aviso: espera "llegar incluso mejor" este año.
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Respecto a la presión de tener que gestionar esa "lotería" contractual que definirá su futuro, Acosta se blinda y delega. “Creo que tengo un buen equipo alrededor para gestionar estas cosas. No tengo que preocuparme realmente por ello”.
