El estilo de pilotaje de Franco Morbidelli desató una tormenta de críticas en la pasada cita de Indonesia, algunas llegadas desde el otro lado de su box. El italo-brasileño está en el punto de mira, acusado de una agresividad desmedida que ha colmado la paciencia de varios pilotos de la parrilla; el dardo más doloroso, sin duda, llegó desde su propio garaje.
Su compañero, Fabio di Giannantonio, fue tajante y no buscó excusas para señalarle tras la carrera al sprint. "Desafortunadamente, mi compañero de equipo ha vuelto a arruinar una de mis carreras con adelantamientos estúpidos". Una declaración de guerra en toda regla que evidencia cierta fractura interna dentro del Pertamina VR46 Team.
Pero el fuego amigo no fue el único. Jack Miller, del Pramac Yamaha, también explotó tras el Gran Premio de Indonesia, relatando una maniobra que le mandó al suelo poco después. "A tres vueltas del final, Morbidelli vino a adelantarme entre las curvas 11 y 12. No nos tocamos solo porque, al cerrar el gas, oí una moto que venía por el interior y me aparté ligeramente. La siguiente vez que incliné la moto hacia la izquierda, me caí".
Acorralado por las críticas, Morbidelli no ha tardado en ofrecer su versión, aludiendo en su defensa a la persona que lidera el Panel de Comisarios de la FIM: Simon Crafar. Franco asegura que está bajo una vigilancia exhaustiva por parte de los comisarios de MotoGP: "He oído quejas, pero tengo que decir que Simon está muy encima de ello. Está controlando mis adelantamientos de una manera muy clínica", se defendió.
Para Morbidelli, el juicio de Crafar es la única vara de medir válida, y pide al resto que se acojan a ella. "Siempre respeto su juicio. Y todo el mundo debería hacerlo. Todo el mundo debería remitirse a su juicio, que es realmente justo, consistente y bien explicado". En su opinión, tiene al "gran árbitro" de su lado.
El italo-brasileño no esconde su naturaleza en la pista, pero asegura que ha aprendido a canalizar su agresividad. "Aunque todos sabemos que soy un piloto feroz, ataco siempre que puedo. A veces cometo errores, sí. Pero nunca soy malicioso", matizó.
"Crafar me hizo entender cómo debe realizarse un adelantamiento en MotoGP: sin poner en riesgo al otro piloto, sin tocarle y sin forzarle a salirse de la pista", explicó, reconociendo que ese es el límite que ahora respeta escrupulosamente.
No hay que olvidar que Morbidelli corre, en cierto modo, bajo libertad condicional. Tras un incidente con Jorge Martín en Catalunya, los Comisarios le advirtieron de que la siguiente infracción grave le costaría una sanción de 'ride-through', una de las más duras. Él mismo lo admite: "He pagado sus sanciones bastantes veces este año. Y tengo que decir que cada contramedida que tomó fue correcta".
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Con todo, Morbidelli se siente legitimado para seguir luchando al límite, convencido de que su "ferocidad" está ahora domada por el reglamento. "He cambiado mi forma de ser para mantenerme igual de fiero, pero totalmente dentro del juicio de Simon", concluyó, dejando un mensaje directo a sus críticos: "No veo el motivo para quejarse tanto"