A las puertas de la penúltima cita del Mundial de Superbikes en Estoril, que se celebra este fin de semana, Toprak Razgatlioglu aparca la calculadora del campeonato y se enfoca en una cuenta pendiente. A pesar de tener una remota opción matemática de sentenciar el título, el piloto turco ha dejado claro que su meta para el fin de semana no es la corona, sino lograr un triplete de victorias, algo que se le escapó en este mismo escenario en 2024.
Para proclamarse campeón antes de la ronda final en Jerez, Razgatlioglu necesitaría sumar 36 puntos más que su más inmediato perseguidor, Nicolo Bulega, una combinación de resultados muy improbable. Consciente de la dificultad, el de BMW prefiere centrarse en lo que está bajo su control: el rendimiento en pista. "El año pasado no hice un 'hat-trick'; este fin de semana mi gran objetivo es hacer un 'hat-trick'", sentenció.
El piloto turco resta importancia a las conversaciones sobre un posible fallo de su rival. "Todo el mundo habla de esto", comentó en referencia a la presión sobre Bulega. "Pero la situación también es la misma para mí. Si cometo un error o mi moto falla, como un fallo de motor, es la misma situación, pero todo el mundo habla solo de Bulega".
La fijación con el triplete tiene su origen en la carrera Superpole de 2024, donde Bulega le arrebató la victoria en la misma línea de meta. "Nunca lo olvido", admitió Toprak. "Recuerdo que su aceleración desde la última curva fue mejor que la mía porque usó el neumático de clasificación. Me sorprendió mucho terminar segundo".
El respeto por su rival es máximo, anticipando un fin de semana de alta tensión. "Nico es siempre un piloto rápido. Veremos este fin de semana porque él también es rápido, y yo estoy tratando de dar lo mejor de mí", declaró, añadiendo su deseo de que "todo el mundo vuelva a ver una buena carrera".
Mientras su presente inmediato se decide en el asfalto portugués, su futuro a partir de 2026 en MotoGP también ocupa titulares. Razgatlioglu afronta el salto a la categoría reina con un notable realismo, definiendo su primer año como una etapa de adaptación sin grandes metas. "Para mí, 2026 será el año más difícil", pronosticó. "Lo considero un año de aprendizaje para aprender, conocer y crecer sin ninguna expectativa", situando un posible resultado entre los diez o quince primeros como un buen comienzo.
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En el capítulo de la adaptación a MotoGP, el piloto turco ya ha asumido una primera derrota: no podrá lucir su icónico dorsal 54, propiedad de Fermín Aldeguer. Razgatlioglu da la batalla por perdida. "Creo que no tengo ninguna posibilidad de continuar con el 54, es imposible que Fermín lo cambie", explicó con resignación. "Aunque le ofreciera dinero, soy de la opinión de que no sería suficiente".
