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Marc Márquez ya tiene la calculadora de campeón del mundo en la mano. Tras su victoria en Hungría, el octocampeón suma 455 puntos en la clasificación, con 175 de ventaja sobre su hermano Álex (280) y 227 sobre Pecco Bagnaia (228). Es una diferencia que, con ocho Grandes Premios por delante, le permite empezar a pensar en cuándo llegará el noveno título mundial.
El primer punto de partido está fijado en Misano. Allí podría cerrar el campeonato si entre Barcelona y la cita de la Riviera de Rímini logra sacar 47 puntos más que Álex Márquez. En ese caso, la ventaja ascendería a 222 puntos y la cuenta quedaría zanjada de manera matemática. Dicho de otra forma: si Marc hace doblete en las dos carreras (74 puntos) y su hermano no pasa de 27, el Mundial ya sería suyo a falta de seis rondas.
Nunca en la era moderna se ha visto algo así en MotoGP. Un título asegurado con tanta antelación y, además, en el circuito de casa de Valentino Rossi, justo en el año en que Márquez podría igualarle en coronas (9). Un escenario cargado de simbolismo que añadiría una dimensión extra a un dominio que ya roza lo irrefutable.
El plan de Márquez no tiene fisuras. Este 2025 ha ganado 23 de las 28 carreras disputadas, con diez dobletes, siete de ellos consecutivos. No se trata solo de cuánto gana, sino de cómo lo hace: dosifica, espera su momento, no arriesga más de la cuenta y, cuando lo hace, siempre lo tiene bajo control. Ha dejado atrás al Márquez impulsivo para dar paso a una versión más fría y metódica, capaz de gestionar ritmos, neumáticos y rivales con precisión quirúrgica.
En el otro lado, Bagnaia sigue buscando soluciones a una GP25 que no le responde, mientras Álex resiste como puede en la segunda plaza. Ninguno de los dos parece en condiciones de frenar a Marc. El Mundial se ha convertido en un pulso de calendario: solo falta que la matemática se alinee con la pista.
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Todo apunta a que será Misano la primera gran oportunidad de coronación. Si no es allí, cada carrera posterior será un match point para el 93, que ya solo espera el momento exacto en que la estadística confirme lo que en la práctica lleva meses siendo una realidad: el regreso absoluto de Marc Márquez a lo más alto.
