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 Redacción Quiénes somos |
"Las redes sociales son una mierda". Así de tajante respondió Pecco Bagnaia cuando, en pleno Gran Premio de Hungría, le preguntaron por los rumores que circulan sobre su futuro. El bicampeón del mundo atraviesa la peor racha desde que viste los colores de Ducati, y las especulaciones en internet (incluidas falsas imágenes que lo vinculaban con Yamaha) han terminado por colmar su paciencia.
El fin de semana en el Balaton Park Circuit confirmó el contraste total con su compañero de box. Mientras Marc Márquez celebraba otro doblete y sumaba su decimotercer triunfo en sprint de la temporada, Bagnaia se quedaba fuera de la Q2 por primera vez desde 2023 y apenas pudo remontar hasta la 13ª plaza en la carrera corta. En el Gran Premio, con sanción de Long Lap incluida, cruzó noveno.
Miguel Oliveira, que rodó tras él el sábado, describió con crudeza las dificultades: "Pecco frenaba muy tarde, pero retenía demasiado la moto. Yo lo alcanzaba al frenar, parecía que no soltaba la maneta". Pol Espargaró fue igual de gráfico tras pelear con el italiano el domingo: "Todos sabemos que esta no es su posición. Pero volverá, seguro".
Bagnaia lo reconoce sin rodeos: "Es quizás la peor fase desde que estoy en el equipo oficial. Yo soy el piloto, pero detrás hay 50 personas empujando conmigo para encontrar una solución". El trazado húngaro, repleto de curvas a izquierdas, era un escenario poco propicio para su estilo, pero ni él esperaba tanto sufrimiento.
A la crisis deportiva se suman las habladurías. Ducati ve en Fermín Aldeguer a su apuesta de futuro, y no faltan voces que sitúan a Bagnaia fuera del proyecto a partir de 2026. De ahí su contundente desahogo contra las redes: "Social Media ist Bullshit", en sus propias palabras.
Más allá del ruido, su fin de semana dejó una pequeña luz de esperanza. El equipo modificó de forma radical el set-up tras el sábado, con cambios de centímetros en vez de milímetros. Y la sensación en el domingo fue distinta: "Estoy satisfecho, no por el resultado, sino porque volví a sentir que yo llevaba la moto y no al revés". Incluso llegó a cometer errores por exceso de confianza, algo que interpretó como un buen síntoma.
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El italiano, que asegura reconocerse de nuevo sobre la moto, prefiere mirar adelante: "Fue un pequeño paso, pero en la dirección correcta. En Barcelona seguiremos con esta base, y creo que podemos ser mejores". Un mensaje de calma entre tanta especulación, y una respuesta clara a quienes lo ven más fuera que dentro de Ducati: la crisis es real, pero su voluntad de salir de ella también
