Bruno Sánchez![]() Redactor |
Eva Blánquez es una de las figuras clave dentro del nuevo y ambicioso proyecto de Bimota en el Mundial de Superbikes. Su cargo oficial es el de directora de comunicación, pero su influencia y responsabilidades van mucho más allá de los comunicados de prensa. Durante un fin de semana de competición, se convierte en la sombra de los pilotos Alex Lowes y Axel Bassani, organizando meticulosamente cada una de sus interacciones con patrocinadores, medios de comunicación e invitados del equipo Provec Racing, la estructura que ahora da vida a la marca italiana en la competición.
El desafío de Bimota ha supuesto una enorme inyección de motivación para todo el equipo, y Blánquez ha estado en el centro de esta transición. Gestionar el secretismo que rodeaba al proyecto fue una tarea compleja pero gratificante. Para ella, la verdadera recompensa llega en los instantes previos a la carrera. “Mi parte favorita de un fin de semana de carreras es cuando estamos en la parrilla. Ese es el mejor momento y trabajamos duro para ello”, confiesa, resumiendo la pasión que impulsa a toda la estructura.
Para entender su dedicación y profesionalidad, hay que remontarse a su infancia. Creció entre motocicletas gracias a su padre, un mecánico y piloto aficionado de trial. Con apenas ocho o nueve años, Eva ya pilotaba por diversión, y a los trece empezó a competir. Su carrera la llevó a través de categorías como minimotos, scooters y motos de 125, 600 y 1000 centímetros cúbicos, llegando a competir a nivel nacional y a participar en las exigentes 24 Horas de Barcelona.
La transición de piloto a comunicadora no fue un camino sencillo. Mientras estudiaba comunicación y marketing en la universidad, compaginaba las clases con un trabajo en una agencia y un programa de televisión sobre motor que realizaba con amigos. El esfuerzo económico para seguir compitiendo era inmenso. “Empecé a escribir artículos para algunas revistas españolas a cambio de una moto para poder correr ese fin de semana. Era muy difícil compaginar un trabajo con las carreras”, recuerda sobre aquella etapa de sacrificio constante.
Un giro inesperado llegó con su embarazo, un momento que lo detuvo todo. Inicialmente, fue un shock que la llenó de incertidumbre. “Tuve que admitir que era imposible seguir corriendo, y que tal vez mi trabajo tendría que cambiar”. Esta pausa forzosa la llevó a trabajar en la empresa de su padre para estar cerca de su hijo, pero el mundo del motor no tardaría en reclamarla. La oportunidad surgió como comentarista para la retransmisión española del Mundial de Superbikes, un reto que le permitió profundizar en el campeonato desde una nueva óptica.
Hoy, con su hijo ya de 12 años, ha encontrado un equilibrio funcional. “Nunca ha tenido una madre que esté siempre en casa, así que para él mi trabajo es totalmente normal”, explica. Lejos de la percepción de una ausencia constante, su calendario le permite pasar dos semanas en casa entre cada ronda del campeonato. Divorciada, organiza el calendario con su exmarido a principios de cada año para asegurar el bienestar de su hijo, demostrando que la maternidad y una carrera de alto nivel en el motorsport son compatibles.
"No estoy fuera tanto como la gente cree. Cada ronda del campeonato significa cinco días fuera, pero luego estoy en casa dos semanas. Y al menos la mitad de los miembros de nuestro equipo son padres, así que las reuniones nunca son a las 9 de la mañana, lo que significa que puedo llevar a los niños al colegio todos los días cuando estoy en casa. Y cuando estoy fuera compitiendo, mi hijo está en casa con su padre. Estoy divorciada, y mi ex y yo organizamos el calendario a principios de cada año. Funciona bien", resume Eva.
Su condición de mujer en un entorno predominantemente masculino le ha presentado tanto barreras como oportunidades. Recuerda a un mecánico que fingía hacer ajustes en su moto para desacreditar sus sensaciones como piloto, un episodio que le enseñó a “encontrar el camino” para hacerse respetar: "Recuerdo una vez que le pedí a un mecánico que hiciera un cambio en la moto, pero cuando me subí a ella, todo parecía igual. Y resultó que básicamente había hecho dos clics a la derecha y dos clics a la izquierda, solo para intentar demostrar a todos que yo pedía cosas pero no tenía ni idea. Así son las cosas. Tienes que encontrar la manera".
Sin embargo, también reconoce que ser mujer le abrió puertas, como la de la televisión. “Sin duda, había muchos hombres mejor preparados que yo para hacer ese trabajo, pero me llamaron porque soy mujer”, admite con honestidad, reconociendo los pros y los contras de su situación.
Después de una vida dedicada a su pasión, Eva Blánquez siente que ha alcanzado su meta. “Trabajé duro toda mi vida para tener el trabajo de mis sueños, y ahora lo tengo. Aquí es donde quiero estar”, afirma con rotundidad. Su sueño comenzó a forjarse a los 14 años, durante una visita al circuito de Valencia con su padre.
Leer también: El motivo que dejó a Valentino Rossi fuera de la vuelta de exhibición de Leyendas en Austria
Bajo una lluvia torrencial, mientras observaba las carreras desde una zona embarrada, señaló al paddock y le dijo: “Trabajaré aquí en el futuro”. Tardó cuatro años en conseguirlo, cuando empezó a trabajar para Derbi, pero aquella promesa de adolescente se convirtió en la profecía que ha guiado toda su carrera profesional: "He estado trabajando con el equipo, que antes era Kawasaki Racing Team y ahora es Bimota, durante 10 años. Pero empecé a trabajar para Kawasaki cuando tenía unos 20 años, ¡y sigo aquí 25 años después!".