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Callum Duncan hizo lo que muchos harían si ven cómo les roban tres motos del garaje: salir a intentar recuperarlas. Fue en enero de 2023, en Stockport (Reino Unido). Se despertó de madrugada por ruidos en el jardín y, al asomarse, descubrió a tres hombres empujando sus motocicletas: una Yamaha PW50, una Husqvarna y una Kawasaki. Los ladrones eran Dean Barnes, de 16 años; Adam Norman, de 36; y Alexander Riley, de 21.
Duncan se subió a su coche y salió tras ellos. Durante la persecución, Barnes abandonó la pequeña Yamaha y se subió de pasajero en la Husqvarna con Norman. En plena huida, superando el límite de velocidad por calles residenciales, la moto se cruzó con otro coche. El impacto fue brutal. Barnes murió en el acto. Norman sobrevivió. Riley logró escapar en la tercera moto.
Ahora, un año y medio después, Duncan, el dueño de las motos, está sentado en el banquillo. No porque golpeara a nadie ni causara directamente el accidente. La acusación se basa en que su persecución "empujó" a los ladrones a conducir de forma peligrosa. Y ese comportamiento, según la fiscalía, habría desembocado en la muerte del menor.
Norman y Riley han admitido el robo. Pero el proceso judicial gira en torno a dos figuras: el conductor de la moto que se estrelló, y el dueño de las motos que intentó recuperarlas. Ambos están acusados de "causar la muerte por conducción peligrosa". Ninguno acepta los cargos.
La defensa de Duncan reconoce un fallo: no llamó de inmediato a emergencias ni asistió a Barnes tras el accidente. Pero el debate va más allá porque obviamente, fue a él a quien le robaron su propiedad privada y se limitó a intentar recuperarla. Las preguntas que nacen del tema son, como poco, naturales: ¿asta qué punto un ciudadano puede defender su propiedad sin temor a consecuencias penales? ¿Debe medirse igual al que huye tras cometer un delito que al que intenta impedirlo?
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Con los robos de motos disparados y la respuesta policial limitada, el caso ha abierto un nuevo frente.Más bien una especie de debate en Reino Unido, y cada vez más fuera, incluso en España, en el que, parece que si te enfrentas a quien roba lo que es tuyo, te puede salir más caro que dejar que escapen. Porque, al parecer, si los ladrones se hacen daño mientras huyen… la culpa podría ser tuya.