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La Harley-Davidson Pan America nació para irse al fin del mundo, cruzar cordilleras imposibles y arrastrar kilos de equipaje por pistas polvorientas. Pero en Países Bajos, un grupo de irreverentes del diseño decidió que toda esa idea de aventura no era más que una excusa para esconder una naked musculosa, bestial y sin complejos. Así nació el kit streetfighter de Powerbrick, un conjunto de piezas que convierte la maxi trail americana en una máquina radical para asfalto, gas y miradas.
No es un kit cualquiera. No estamos hablando de cambiar el color del depósito o poner un escape ruidoso. Aquí el trabajo es quirúrgico, pero sin bisturí: todo está diseñado para instalarse sin cortar, soldar ni liarse con cableados. Según sus creadores, basta con desmontar las piezas originales y montar las nuevas en tu garaje, sin necesidad de pasar por el taller ni tener un máster en ingeniería.
El primer cambio salta a la vista. El frontal original, con su parabrisas alto y su carenado de espíritu trail, desaparece por completo. En su lugar, Powerbrick propone un conjunto más minimalista, más agresivo y completamente desnudo: manillar ancho estilo flat-track, soporte frontal de acero inoxidable y una nueva posición para el cuadro de instrumentos, todo montado sobre una estructura que parece sacada de una moto de combate. El faro se conserva, pero con una estética más compacta y sin el marco envolvente.
Y si el frontal impresiona, espera a ver la parte trasera. El colín original cede su sitio a un nuevo subchasis mecanizado en aluminio billet, anodizado en tono mate. Está disponible en varias configuraciones: sin escape, con uno o con dos silenciadores, al gusto del cliente. Todo montado sobre una estructura limpia, minimalista, sin nada que sobre. Incluso puede incluir un asiento forrado en Alcántara, por si quieres que la brutalidad tenga un toque de elegancia.
Pero el plato fuerte está en las llantas. Powerbrick ofrece la opción de montar unas Rotobox Bullet de carbono, ligeras, rígidas y diseñadas para mejorar tanto la estética como el comportamiento dinámico. Son de esas piezas que no solo se ven bien, sino que se notan en cada giro de acelerador.
Para rematar el conjunto, el kit incluye una tapa del depósito en aluminio mecanizado y un set de mangueras Samco para el sistema de refrigeración. Sí, hasta los manguitos del radiador reciben cariño en esta transformación, porque el diablo está en los detalles.
El resultado final es una Pan America irreconocible. El motor sigue siendo el poderoso Revolution Max 1250, un V-twin a 60 grados, refrigerado por líquido, que entrega 150 caballos a 9.000 rpm y un par de 127 Nm a 6.750. Cumple con la Euro 5+ y tiene una entrega de potencia lineal y contundente. En la naked de Powerbrick, ese motor ya no tiene que preocuparse por sortear piedras o lodo: ahora su único objetivo es devorar asfalto.
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Y sí, transformar tu Pan America en esta bestia callejera tiene un precio. El frontal cuesta 599 euros. El subchasis trasero parte desde 3.699 euros, pero sube a 4.699 si eliges un escape simple y a 5.399 si optas por el doble. Las llantas de carbono cuestan 4.599 euros, la tapa del depósito 249 euros, y los manguitos Samco, 299 euros. Todo junto, 11.145 euros de transformación. Y eso sin contar los 20.900 euros que cuesta una Pan America nueva.