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Ni una jornada de firmas de libros escapó al infortunio. Noraly Schoenmaker, la aventurera detrás del canal Itchy Boots con más de 2,8 millones de seguidores, vivió otro capítulo inesperado —y lamentable— durante su paso por Swansea, Gales. En plena gira promocional de su libro, su Yamaha Ténéré 700 desapareció del aparcamiento del hotel. “Salí del hotel y pensé: la moto no está. ¡Me la han robado otra vez!”, contaba ella misma entre la sorpresa y el enfado.
Y sí, otra vez. Porque no es la primera ocasión que esta moto, cedida por Yamaha Europa, desaparece: ya fue robada hace unos meses en Irak y recuperada gracias a un AirTag. Esta vez, la historia volvió a repetirse con guion casi calcado.
Apenas notó su ausencia, Noraly consultó la señal del rastreador y el sistema apuntaba a una furgoneta azul estacionada cerca. “Estoy convencida de que está ahí. Tiene que estar en esa furgoneta”, dijo mientras se acercaba con cautela, preocupada de que los supuestos ladrones se marcharan con la moto al ver su presencia.
Tras avisar a recepción y pedir que llamaran a la policía, regresó al lugar y comenzó a reproducir el sonido del AirTag, que logró localizar entre unos arbustos. No estaba en la furgoneta, sino meticulosamente escondida entre ramas y matorrales. “Ya había buscado ahí, pero la ocultaron tan bien que no la vi. ¡Increíble!”, explicaba en su vídeo.
Aunque recuperada, la moto no salió ilesa. “La matrícula está rota, arrancaron el asiento, hay arañazos por todas partes y hasta ramas dentro del airbox”, detallaba. También notó daños en los espejos retrovisores y en el sistema de escape, aunque por suerte no parecía haber daños estructurales graves.
El análisis de las cámaras del hotel arrojó más luz: un individuo en un ciclomotor inspeccionó la zona 10 minutos después de que ella aparcara, evitando hábilmente todos los ángulos de grabación. A las 3:30 de la madrugada, dos personas empujaron la moto, con el candado aún puesto, dejándola cerca de otro aparcamiento.
A las 4:00 llegó una furgoneta, pero por razones desconocidas no cargaron la moto y optaron por esconderla. “Creo que buscaban el rastreador, pero lo escondí muy bien”, afirmaba.
El único objeto no recuperado fue la funda de la moto: “Sí, me robaron la funda. Y la verdad, me molesta más de lo que pensaba. Me gusta mantener la moto fuera de la vista… aunque está claro que eso no impidió nada.”
Tras este sobresalto, Noraly siguió adelante con su apretada agenda. “Tengo que rodar hoy, no puedo permitirme parar porque la gira sigue.” Con ayuda del personal del hotel, consiguió una matrícula placa en cuestión de horas. No solo eso, sino que las tiendas que la ayudaron con el reemplazo se negaron a cobrarle. “Queremos que te lleves una buena impresión de Gales”, le dijeron.
“Empecé el día con un disgusto tremendo y lo acabé en una casita preciosa en medio de las colinas, con una ruta espectacular y la ayuda de gente increíble. La verdad, terminó siendo un día muy especial.” La moto está de vuelta, algo maltrecha pero rodando.
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Aunque la aventura en Swansea empezó con un sobresalto, Noraly volvió a demostrar que la resiliencia —y un buen rastreador— pueden con todo. Te dejamos con el vídeo completo: