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Álex Márquez lo tenía todo para vivir un fin de semana redondo en Jerez. El pasado Gran Premio de España supuso su primera victoria dominical en MotoGP, una hazaña que venía persiguiendo desde que dio el salto a la categoría reina en 2020. Lo celebró como mandan los cánones: vuelta de honor, alegría desbordante y, cómo no, lanzando una de sus botas al público en Pelousse. Un gesto de agradecimiento y complicidad con la afición... que ahora se ha convertido en protagonista de una historia ciertamente polémica,
Resulta que la bota derecha del #73 ha reaparecido, y no precisamente en una vitrina de coleccionista ni en un museo del motor. No, ha sido cazada en Wallapop, ese santuario del “vendo por no usar” y “nuevo sin estrenar” que a veces se transforma en un mercadillo de reliquias insospechadas. ¿El precio de salida? Nada menos que 20.000 euros. Así, con todos los ceros. Como si en vez de una bota fuese el mismísimo trofeo de campeón del mundo.
El anuncio, que no tardó en hacerse viral, reza lo siguiente: “Se vende la bota derecha con la que Álex Márquez ganó su primera carrera en MotoGP en el Circuito de Jerez. Se puede demostrar con vídeo”. Al menos promete pruebas; porque claro, a ese precio, uno espera al menos la certeza de estar comprando un pedazo de historia y no una imitación con olor a betún.
Este intento de hacer caja con lo que fue un gesto simbólico no ha sentado nada bien entre los aficionados. Las redes sociales, que no suelen callarse ni debajo del agua, ardieron con comentarios que iban desde la indignación hasta la incredulidad. “Si opino lo que pienso, me cierran la cuenta... Con la de gente que se la merece y lo valoraría”, escribía un usuario visiblemente molesto. Otro lamentaba: “VERGONZOSO... Yo mis regalos y firmas las guardo cual tesoro, que es lo que significan para mí”.
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Pero más allá del cabreo general, el contraste con iniciativas solidarias en el mundo del motociclismo deja aún peor parado al misterioso vendedor. MotoGP, a través de su fundación Two Wheels for Life, organiza subastas cada fin de semana en las que se venden objetos donados por los propios pilotos: monos, cascos, guantes, e incluso experiencias exclusivas en el paddock.
Todo ese dinero se destina a proyectos sanitarios en países africanos como Malawi, Gambia, Nigeria y Lesoto, donde lo recaudado se transforma en acceso a atención médica vital para personas que viven lejos de cualquier centro de salud.
Es decir, mientras unos donan para salvar vidas, otros ponen en venta un botín espontáneo con la esperanza de hacer su agosto en pleno mes de junio. Como diría aquel: ni punto de comparación.
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Álex Márquez, por su parte, no ha hecho declaraciones públicas sobre el asunto. Pero cuesta imaginar que el pequeño de los Márquez, tan cercano a la afición y siempre humilde en sus gestos, se sienta cómodo sabiendo que uno de sus recuerdos más emotivos se ha convertido en moneda de cambio para un particular con buen ojo en la grada... y aún mejor olfato para los negocios.
