 Por John Fernández@johnfervar |
Cuando creíamos haberlo visto todo en el mundo motero, llega alguien y crea una máquina expendedora motera, literalmente. En Hamburgo han dado con una solución que hará sonreír a más de un motorista despistado: una máquina expendedora de accesorios para moto disponible las 24 horas del día. Está instalada en el exterior de una tienda Louis, una de las cadenas más conocidas de Europa en equipamiento motero, y lo tiene prácticamente todo para salir del paso cuando el horario comercial ya no juega a tu favor.
¿Que para qué te podría servir? Pongámonos en situación: imagina que el sábado por la noche, tras una ruta larga, descubres que la cadena necesita engrase urgente. O que el domingo por la mañana te das cuenta de que el aceite está bajo mínimos antes de salir a rodar. Situaciones como estas, que antes obligaban a esperar al lunes o improvisar soluciones caseras, ahora pueden resolverse simplemente acercándote a esta máquina.
La lista de productos disponibles es larga y variada: desde básicos como aceite, spray para cadenas, fusibles, limpiadores de frenos o cinta americana, hasta cosas menos previsibles como kits de reparación para pinchazos tubeless, herramientas de emergencia, candados de disco, juntas tóricas o incluso tapones para los oídos. Hay más de una treintena de referencias pensadas no solo para resolver urgencias, sino también para tener detalles prácticos o improvisar regalos de última hora con temática motera. Hasta venden bebidas, por si la espera se alarga o simplemente necesitas refrescarte.
Más allá de lo curioso de la idea, hay un trasfondo práctico que responde a las necesidades reales del cliente. Louis no ha colocado esta máquina por capricho, sino tras analizar los hábitos de consumo y escuchar a su comunidad. El resultado es una propuesta que combina conveniencia, accesibilidad y respuesta rápida. Si el experimento funciona, no descartan instalar más unidades en otras ciudades.
Eso sí, no todo son ventajas. La viabilidad de algo así depende en gran parte del contexto: en algunas zonas de Europa (y especialmente en ciertos puntos de España) no sería raro que una máquina de este tipo durase menos que una curva mal trazada, víctima del vandalismo o de la picaresca local. La seguridad y el control serían clave para exportar la idea con éxito.
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Aun con eso, el concepto tiene potencial. Es una evolución natural en un sector donde el tiempo libre suele coincidir con el cierre de tiendas. Y, sobre todo, es una muestra más de que el mundo de la moto sigue encontrando formas ingeniosas de adaptarse a sus usuarios. Bien podrían ponerse de moda si realmente funcionan, por si te ves en algún apuro motero.
