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Pecco Bagnaia vivió en Le Mans uno de los fines de semana más difíciles que recuerda como piloto de MotoGP. Tras irse al suelo en la Sprint del sábado a las primeras de cambio, el domingo volvió a tropezar en el mismo punto, la curva 3 del Circuito de Bugatti, esta vez en un incidente con su ex-compañero de equipo Enea Bastianini. A pesar de poder reincorporarse a la carrera, Bagnaia terminó doblado y fuera de los puntos, cerrando así un Gran Premio para olvidar.
El piloto de Ducati lo resumió con resignación nada más terminar la carrera. "Ha sido una carrera, o mejor dicho, un fin de semana entero para olvidar. Creo que es la primera vez que hago dos ceros, el sábado y el domingo, no he traído a casa nada", lamentó Bagnaia, que perdió terreno en la lucha por el campeonato.
La jornada comenzó bien para el italiano, que se había alineado en parrilla con neumáticos de lluvia siguiendo la misma estrategia que finalmente llevó a Johann Zarco a la victoria. Sin embargo, el toque con Bastianini en la primera vuelta cambió por completo sus opciones. "Es una pena porque mi estrategia era perfecta, la misma que la de Zarco. Si hubiese podido seguir después de la caída sin problemas, probablemente habría acabado entre los cinco primeros", aseguró.
Bagnaia explicó que tras el impacto se encontró con la moto dañada. "He tenido que parar porque la palanca del cambio estaba medio bloqueada, a veces entraban las marchas y a veces no, faltaban piezas", detalló.
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— MotoGP™🏁 (@MotoGP) May 11, 2025
Tras pasar por boxes para cambiar de moto y montar slicks, sus opciones quedaron definitivamente descartadas. "Luego me he vuelto a parar, hoy no ha funcionado nada. Cuando las cosas van mal, es difícil que se arreglen solas. Es una situación incómoda, poco tranquila y sobre todo difícil de aceptar para mí, que estoy acostumbrado a otra cosa", confesó.
Bagnaia se mostró especialmente preocupado por la falta de sensaciones con la moto. "No tengo confianza, a pesar de que la Ducati siempre ha sido una moto que transmitía muchas sensaciones, ahora ya no siento nada y ese es el mayor límite. Ya de por sí soy un rompecabezas, si encima no siento nada, no puedo resolver mis problemas", declaró con autocrítica.
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A pesar de todo, el italiano quiso restar importancia a la suerte o la mala fortuna, prefiriendo centrarse en la realidad de los resultados. "¿Suerte? Para mí no existen la buena suerte o la mala suerte. La mala suerte la tiene quien se equivoca y la suerte quien gana, simplemente no es un momento fácil", sentenció.