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Yamaha avanza con paso firme pero cauteloso en el desarrollo de su esperado motor V4 para MotoGP. Max Bartolini, máximo responsable técnico del proyecto M1, ha dejado claro que los pilotos oficiales, Fabio Quartararo y Alex Rins, no se subirán al nuevo prototipo V4 hasta que el equipo de pruebas, formado por Cal Crutchlow y Augusto Fernández, dé su aprobación definitiva y sin fisuras.
A pesar de disfrutar de las ventajas del sistema de concesiones (rango D), que permite a Yamaha realizar test privados ilimitados incluso con sus pilotos titulares, Bartolini subraya la importancia de no interferir en la preparación de los Grandes Premios. "Un probador es un probador y un piloto de carreras es un piloto de carreras", afirmó el ingeniero italiano a Speedweek.com.
Considera que cargar a Quartararo y Rins con tareas de desarrollo puro durante la temporada "es a veces un conflicto" que puede "hacer que los pilotos oficiales sean más lentos", ya que "no es posible hacer un doble trabajo al 100%".
Por ello, la estrategia de Yamaha es clara: el desarrollo inicial y la validación del V4 recaen exclusivamente en el equipo de pruebas. Crutchlow, ya recuperado al 100% de su lesión de mano, y Fernández son los encargados de acumular kilómetros y evaluar el rendimiento del nuevo propulsor, que ya ha rodado en Sepang y, según algunas fuentes, también en el reciente test privado de Valencia.
"Primero tenemos que trabajar con los pilotos de pruebas", insiste Bartolini. El momento para que Quartararo y Rins prueben el V4 llegará única y exclusivamente cuando los probadores den luz verde total: "Solo entonces, cuando los probadores solo digan 'Sí' y 'Okay', entonces será el momento".
Bartolini también quiso matizar el objetivo del proyecto V4. "No es ningún secreto, hemos puesto la moto V4 en pista y estamos en una fase temprana", reconoció, viéndolo como "una comparación interna y un desafío". Sin embargo, la meta final no es implementar el V4 a toda costa: "No se trata de traer el V4 lo más rápido posible. Se trata de usar la moto más rápida, sin importar si tiene un motor en línea o en V". Solo si demuestran que el V4 es claramente superior, llegará a manos de los pilotos oficiales.
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Esta metódica estrategia de desarrollo se enfrenta, curiosamente, a la propia mejora de Yamaha en pista. El reciente podio de Quartararo en Jerez acerca a la marca a superar el umbral del 35% de puntos posibles, lo que le haría perder parte de las ventajas de las concesiones a mitad de temporada (menos neumáticos, prohibición de test con pilotos oficiales). Una paradoja donde el éxito en carrera podría, irónicamente, ralentizar el desarrollo a largo plazo del prometedor V4.