 Por Alfonso Somoza @sukosomoza |
Hay transformaciones discretas y luego está la que ha perpetrado VTR Customs con la BMW R 1303 GS. Porque lo que era una moto pensada para devorar kilómetros entre montañas y fronteras, ahora es una Supermoto con mala leche, ruedas de 17 pulgadas y una silueta que grita "no soy como las otras".
Desde Suiza, el equipo de Daniel Weidmann ha vuelto a liarla con la versión "1303", una reinterpretación radical de la trail bávara que arranca justo donde lo dejó su predecesora, la "1301". Aquella ya apuntaba maneras, pero esta nueva criatura directamente ha decidido borrar cualquier rastro de viaje largo, parabrisas alto o postura relajada.
La base sigue siendo la poderosa BMW R 1300 GS, con sus 145 caballos de pura potencia boxer, pero ahora el conjunto ha sido sometido a un régimen espartano: 8 kilos menos en báscula y una actitud completamente nueva. "La 1303 es mucho más ágil que una GS original", asegura Weidmann, que tiene bien claro lo que significa aligerar masas rotacionales.
Y es que el gran cambio empieza por las ruedas: las llantas son unas Rotobox Bullet de carbono, tanto delante como detrás, en 17 pulgadas. Más ligeras imposible. Montadas sobre neumáticos Continental Race Attack 2 Street (120/70 ZR 17 delante y 190/55 ZR 17 detrás), permiten que esta bestia se mueva como una moto mucho más ligera y juguetona. Lo del trail es ya solo un recuerdo borroso.
El tren trasero ha sido recortado hasta lo mínimo: subchasis corto, colín reducido, escape compacto y negro cortesía de SC Project. Todo acompaña esa estética más supermotera que aventurera. Los espejos tipo “bar end” son de Motogadget, los intermitentes miniatura vienen firmados por Kellermann, y tanto estriberas como manetas son obra de Gilles, todo ello bien negro y con acabados pulcros. Nada desentona.
La decoración también juega en otra liga. El gris-tierra BMW M domina el conjunto, aplicado por el artista del aerógrafo Freuler. El asiento, retapizado en tela gris canvas por el especialista Yves Knobel, aporta un toque clásico que contrasta con la fibra de carbono visible y la agresividad del conjunto.
En total, la preparación ha supuesto 37 horas de trabajo en el taller de VTR Customs, que describe esta moto como una "showbike", pero también como una herramienta de demostración: quieren que la gente sienta cómo cambia el comportamiento de una GS cuando le pones ruedas de carbono de 17 pulgadas. Y por si alguien se enamora, también se puede comprar. Eso sí, habrá que rascarse el bolsillo: el precio ronda los 50.000 euros con matrícula y todo.
Desde su cuartel general a orillas del lago Obersee, los chicos de VTR Customs tienen claro que lo suyo no son las motos de plástico con pantallas táctiles ni las conversaciones de bar donde todos son más rápidos. Construimos motos con alma, corazón y mucho amor por el detalle”, proclaman sin rodeos.
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