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El nuevo curso en MotoGP ha traído muchos cambios, pero pocos tan sonados como el fichaje de Maverick Viñales por el equipo Red Bull KTM Tech3. El piloto catalán, que puede presumir de haber sido el primero en ganar con tres marcas diferentes en la categoría reina (Suzuki, Yamaha y Aprilia), ha arrancado esta nueva etapa con más esperanza que resultados. Y es que, por ahora, su adaptación a la KTM está siendo más una batalla de fondo que una carrera al sprint.
Viñales ha sumado solo 4 puntos en lo que va de temporada, colocándose como el piloto KTM peor clasificado hasta el momento, en una 17ª posición que no hace justicia a su historial. Su compañero de box, Enea Bastianini, le saca tres puntitos y lo mira por el retrovisor desde la 14ª plaza. Sí, la lucha está ajustada… pero en la parte baja de la tabla.
En una entrevista concedida a motogp.com, Viñales se muestra sorprendentemente sereno y con los pies en la tierra. Recibe con una sonrisa la famosa máscara de Batman que se enfundó tras su victoria en el GP de las Américas del año pasado —su última gran alegría en MotoGP— y comenta entre risas: "Es el recuerdo de una victoria. Fue un momento muy especial, después de esto mis hijos me llaman 'Batman'".
Aquel triunfo con Aprilia no fue casualidad, ni un golpe de suerte. Fue, como él mismo describe, "muy especial, porque llevaba mucho tiempo buscando una victoria con Aprilia. Habíamos tenido muchas oportunidades antes, sabía que podía lograrlo. Solo necesitaba demostrarlo, y fue algo muy bonito".
Ahora, el reto es distinto. La KTM aún no ha demostrado ser la moto más dócil ni la más competitiva del paddock, pero Maverick no se deja llevar por la impaciencia: "Sé que hace mucho tiempo que KTM no gana una carrera. Me irá bien, pero de momento está lejos. No quiero fijarme demasiado en este objetivo, porque entonces seguro que acabaré muy frustrado". Así de claro. Para él, lo importante ahora es adaptarse, entender la moto y no dejarse consumir por las expectativas.
Y no es que le falten tablas. El cambio de Yamaha a Aprilia le sirvió como master express en reinvención, una experiencia que, según dice, está utilizando ahora: "Estoy afrontando un desafío enorme, posiblemente el más grande que he tenido nunca. Pero estoy listo. Cuando cambié de Yamaha a Aprilia fue una experiencia que me aportó mucha información que puedo aplicar ahora".
Viñales reconoce que no está siendo fácil. “Siempre he estado delante, por eso para mí no es fácil sufrir para poder estar ahí. Sé que me llevará tiempo, por eso este año me quiero centrar en mi ritmo, mi confianza, creo que es importantísima tenerla. Soy optimista para lo que vendrá después”. El objetivo no es ganar ya, sino construir una base sólida para el futuro. Y si hay que esperar un año, o diez meses, o quién sabe cuánto, pues se espera.
El piloto de Roses se muestra especialmente reflexivo al hablar de sus puntos débiles, con una sinceridad poco habitual en este mundillo: "Donde más sufro es frenando, pero es una cuestión de técnica. Tengo que entender bien esta técnica, y en cuanto lo haga, seré rápido".
En cuanto a compararse con los demás pilotos KTM, tiene claro que no está tan lejos como puede parecer en la tabla: "Si me comparo con los otros pilotos que llevan la KTM, estoy bastante cerca de ellos. Seguro que pronto estaré en mi máximo, hay cosas que veo en la telemetría y que hago realmente bien, creo que mejorando dos o tres cositas podré dar un paso adelante muy grande y estar cerca de los pilotos de arriba".
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¿Y el objetivo para este año? Realista y medido: “Mi objetivo para este año es estar al mismo nivel que mis compañeros de fábrica, intentar acabar por delante de ellos. Será difícil, porque tienen mucha experiencia y son rápidos, pero esa es mi prioridad ahora. Y de cara al futuro... no lo sé, tengo que ver cómo progresamos y si necesitamos más tiempo".